And the Tonto'lculo goes to...

 

S.A.R.

 

 

17/02/2018

Oviedo, España, fría noche invernal. Un camarero filipino cuyas iniciales son SAR cierra el bar en el que trabaja y, como se supone que no tenía nada mejor que hacer, se va al casino a jugar a las máquinas tragaperras.
El nombre no engaña: se las llama tragaperras, o tragamonedas, por algo. Así que, evidentemente, llegó un momento en el que las máquinas se tragaron todas las perras que llevaba nuestro hombre. Insistimos: no se llaman tragaperras porque sí.
¿Se fue nuestro campeón a casa a dormir y a soñar con los angelitos y esas cosas? Pues no: se fue al bar donde trabajaba, agarró todo el dinero que allí había y se volvió a echarle más perras a las tragaperras. ¿Hemos dicho ya que las tragaperras no se llaman tragaperras por inspiración divina?
Efectivamente, pasó lo que tenía que pasar: que volvió a perder toda la pasta. ¿Se fue entonces nuestro amigo ya definitivamente a su casa y tal y cual? Para nada. Volvió al bar, se hizo —talmente como Camarón en los casamientos— trizas la camisa y, ni corto ni perezoso, se clavó un cuchillo en el abdomen para simular que le habían robado y denunció el atraco ficticio a la policía.
Y, bueno, se ve que la policía, vete a saber por qué, no se acabó de creer lo que el tipo les contaba y, apretando apretando, logró que confesara la historia que os acabamos de explicar.
Resumiendo: que el hombre perdió todo su dinero y el que no era suyo, tuvo que ser hospitalizado, ha sido detenido por robo y simulación de delito, suponemos que ha perdido su empleo y, además, ha ganado el Tonto’lculo de la Semana.  A eso se le llama una jugada maestra, sí señor.

LeandroAguirre©2018

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