Quien haya seguido un poco la trayectoria del Tonto’lculo de la Semana sabe que hay dos gremios que han acaparado gran parte de los galardones: polis y cacos, cacos y polis.
Lo que no había sucedido nunca, que este jurado recuerde, es que se llevaran el Tonto’lculo a la vez cacos y polis, polis y cacos. Ex aequo, que se dice.
La cosa fue así: en Texas, EUA, una mujer llamada Tosca Sponsler perpetró un hurto en una tienda de una cadena de cosméticos. Tras dar la alarma los empleados, acudió la policía, que procedió a detener a Tosca, esposándola e introduciéndola en el coche policial. Entonces sucedió esto:

 

A ver, lo primero que hay que decir es que ole ella, porque deshacerse así de las esposas tiene un indudable mérito. Pero ello no es incompatible con la tontoculez cometida. Es decir: ¿de verdad esperabas, Tosca, huir por ahí con un coche de policía y que no te acabaran deteniendo?
Porque, aparte, queremos recordar que entre estar detenida por un hurto a estar detenida por un hurto, por darse a la fuga, por robar un coche de la policía y estamparlo contra un árbol, por resistencia a la autoridad y vete a saber tú cuántas cosas más, hay un trecho abismal que se cuenta en años de cárcel.
¿Y por qué comparte Tosca el premio con los policías? Bueno, porque, evidentemente, eso de que se te escape una rea que tienes esposada y se largue con el coche, el cual tenías en marcha y con las llaves puestas, pues no te deja en muy buen lugar.
Si a eso le añades que se necesitaron media hora y, sin querer exagerar, 200.000 coches de policía para poder interceptarla, ahí tenemos la explicación al ex aequo de esta semana.
No sabemos qué hubiera sido de este premio sin polis y cacos —cacos y polis—, verdaderamente. En serio: solo tenemos palabras de agradecimiento.