Hay cosas que pasan pocas veces en la vida y, sea como sea, pase lo que pase, hay que aprovecharlas.
Suponemos que en algo así pensaba Jocsan Feliciano Rosado, presunto hispano, cuando se detuvo en una ferretería en Kissimmee, Florida, compró un casco de soldadura estilo Guerra de las Galaxias y, más ancho que alto, se puso a observar en el aparcamiento de la ferretería, de pie junto al coche, el eclipse solar del otro día. Hasta ahí todo normal. Más o menos.
Lo que pasa es que hay un par de detalles —na’, cosillas sin importancia— que no os hemos explicado. Por ejemplo, no os hemos explicado que Jocsan Feliciano era sospechoso, aparte de ser hispano, del robo de algún vehículo que otro.
Pero no solo eso: tampoco habíamos dicho que, en ese justo momento, justo cuando se paró a comprar el casco y se apalancó a mirar el eclipse, estaba siendo perseguido por la policía de Orange County, que, se ve, es la que tiene jurisdicción por allí.
Y, claro, si se lo pones tan fácil, hasta la policía de Orange County te pilla y te pone delante del juez, por capullo. Bueno, por capullo y por tonto’lculo, por supuesto, porque de otra forma no estaríamos aquí hablando del bueno de Jocsan Feliciano y de su amor por la astronomía y los fenómenos peculiares.
Y eso: que de la cárcel se sale, pero el eclipse es una vez en la vida, debió pensar nuestro Tonto’lculo de hoy. Y, oye, igual tiene razón, pero en este jurado no pensamos lo mismo y, hasta que se demuestre lo contrario, somos nosotros los que decidimos quién se lleva el premio. Hasta ahí podíamos llegar.