La tontoculez es la siguiente: va un tipo de Santander y, una noche tonta, se gasta más de 600 euros en un club de alterne —que se fue de putas, vamos—; posteriormente se va a la policía a denunciar que alguien había estado utilizando su tarjeta sin su permiso, la policía descubre que el gasto lo había realizado él en el susodicho club de alterne, y el hombre es detenido por simulación de delito. Mu’ bien pensao, sí señor.
Independientemente de que pretender que en el año 2017, en el que nos controlan hasta cuando vamos a cagar, no te pillen en un caso así es mucho pretender, habíamos tenido casos similares al de este hombre, pero la tontoculez siempre tenía, al menos, un motivo, que solía ser que el autor de la fechoría no quería que su señora se enterara de que se había ido de pilinguis. Pero en este caso no sabemos qué pretendía nuestro tonto’lculo. ¿Que el banco le devolviera el dinero?; ¿que la policía se inventara un sospechoso donde el único sospechoso era él?; ¿que las pilinguis declararan que no lo habían visto nunca?; ¿que alguien bajo tratamiento psiquiátrico se autoinculpara? ¿Qué carajo pretendía?
Hay gente muy optimista por ahí, indudablemente. Y muy tonto’lcula también, claro. Hey, pero bien probado. Y que le quiten lo bailao, eso sí.