Pues resulta que iba un día un señor llamado Ross Lebeau en su coche por Houston, en Texas, y la policía le dio el alto en un control de tráfico. Y resulta también que, en la inspección del vehículo, encontraron un calcetín lleno de un material mineral que, tras efectuar un test de drogas, concluyeron que era metanfetamina. El hombre, claro, fue detenido a pesar de negar que aquello fuera droga.
Total, que, tras pasar tres días en el calabozo, un análisis más exhaustivo de la sustancia determinó que lo hallado en el interior de ese calcetín era... arena para gatos. Una arena para gatos que, en concreto, había puesto ahí el padre del tipo para que absorbiera la humedad y evitar así que el parabrisas se empañara. Desconocemos si el truquito funciona o no, pero para ese uso estaba destinada.
Pero no le damos exactamente el premio de esta semana a la policía de Houston por el error. Si el test te dice en un primer momento que aquello es metanfetamina, pues te tienes que creer que es metanfetamina. Se lo damos porque, sin esperar a las pruebas definitivas o a lo que dijera el juez, y pasándose por el forro cualquier presunción de inocencia y cualquier tipo de prudencia, difundieron por las redes sociales un mensaje, con foto a todo color del detenido incluida, en el que se vanagloriaban de la importante detención y en el que calificaban al pobre Ross de monstruo que iba a repartir droga a los niños. Literal.
Como se puede comprender, el daño social ya estaba hecho porque todo su vecindario, y Texas en pleno, ya habían dado por hecho que Ross Lebeau era un importante narcotraficante que, además, se comía un par o tres de niños crudos cada día para desayunar. Los humanos somos así de lamentables, efectivamente, pero ese es otro tema.
El tema aquí es que no es estrictamente necesario joderle la vida a las personas, y menos por el simple hecho de que no puedes esperar tres días a comunicarle al mundo lo bueno, eficaz, profesional, guapo, estupendo y maravillosísimo que eres. Por pura y puta vanidad, vamos.
En fin, qué decir... Vosotros sí que sois unos monstruos, monstruos.
