En la Cataluña extra metropolitana, a los visitantes de fin de semana y tal, mayormente de Barcelona, se les llama pixapins, literalmente meapinos, que no necesita demasiada explicación. ¿Es un término elogioso? Evidentemente no, pero tampoco es como llamarle a alguien hijodelagranputa o algo así. Explicamos esto porque nuestros ganadores de hoy son unos pixapins, pero a lo bestia.
Y es que, igual que las hordas barcelonesas invaden las comarcas montañosas y costeras de Cataluña, se ve que las hordas estadounidenses invaden otros sitios, en este caso el Parque de Yellowstone. Donde viven el oso Yogui y Bubú, efectivamente.
Parece ser que el padre y el hijo protagonistas de hoy iban recorriendo Yellowstone con su vehículo cuando se encontraron con lo que ellos interpretaron que era una cría de bisonte desamparada que se moría de frío. Y, sí, era una cría de bisonte, pero ni estaba desamparada porque su madre rondaba por ahí, ni se moría de frío porque... porque era un bisonte, básicamente.
Total, que a estos pixapins yanquis no se les ocurrió otra cosa que cargar al pobre animal en la parte trasera de su furgoneta y llevarlo a las oficinas del parque, donde los profesionales del lugar se echaron las manos a la cabeza al verlo.
¿Por? Pues porque sabían lo que iba a suceder a continuación: que cuando intentaran reintroducir al pobre animal en su manada, ésta, incluida su madre, iba a rechazarlo y que no tendrían más remedio que sacrificarlo. ¿Vosotros conocíais tal circunstancia? Nosotros tampoco, pero precisamente por eso, porque no tenemos pajolera idea sobre los bisontes y sus costumbres, no vamos metiendo ternericos —o cómo se llamen— de dicha especie en nuestros coches.
A ver... La buena voluntad de esta gente está fuera de toda duda y no hay que fusilarlos al amanecer ni nada por ello, pero, teniendo en cuenta que estás en un lugar en el que se te prohíbe cualquier mínima interacción con los animales, incluso darles de comer, la tontoculez de lo hecho también está fuera de toda duda. Es de esos casos que nos saben mal, pero peor le supo al bisoncico, claro.
