Bueeeno... Pues esto es un señor del Condado de Essex, Reino Unido, que un buen día decide comprarse un coche. ¿Un SEAT Panda o algo? No: un McLaren. Concretamente un McLaren 650S, que parece ser que es un bicharraco que cuesta 272.000 € de na’, que vendrían a ser unos cuantos billones de billones en las antiguas liras italianas, para entendernos. Calderilla, vamos.
Hasta ahí todo correcto, porque todo el mundo se gasta su dinero en lo que le da la gana, faltaría más. Nosotros, por ejemplo, nos gastamos todos nuestros millones en patitos de goma, merchandising de Donald Trump y palomitas de maíz. El problema está en que si vas al concesionario, agarras tu flamante McLaren de billones de billones de liras y en menos de diez minutos lo estampas contra un árbol, pues te llevas el Tonto’lculo de la Semana, no queda otra. Nos sabe mal —o no—, pero es así.
Una de dos: o el tipo se había comprado el coche con los ahorros de su vida, con lo que sería una putada, o, lo más probable, el hombre está podrido de dinero y seguramente se volvió andando al concesionario y se llevó otro coche. Quién lo sabe...
En fin... No sabemos si el dinero da la felicidad o no, porque no conocemos vivir dicha situación, pero lo que está claro es que el dinero no quita la tontoculez. ¿Es gratificante el saberlo? Que cada cual piense lo que quiera, pero a nosotros, personalmente, no nos gratifica un carajo, la verdad. Que preferiríamos ser tonto’lculos con dinero, hablando claro. Pobres como ratas, sí, pero sinceros. Algo es algo.