And the Tonto'lculo goes to...

 

Sebastianvettelczák

 

 

 

07/11/2015

No es necesaria mucha explicación: señor húngaro entra en un concesionario de Budapest, señor húngaro paga 1.400.000€, señor húngaro sale del concesionario con su flamante Ferrari, señor húngaro se emociona y pisa el acelerador, señor húngaro se pega un hostión a los pocos metros de salir de la tienda, y señor húngaro deja el coche hecho una mierda. Este es el vídeo:

 

Lo que molesta, por no decir que jode, de las tontoculeces de los ricos es que, claro, a un tipo que se acaba de gastar un millón y medio de euros en un coche no creemos que le cambie la vida el haberlo chafado, por mucho Ferrari que sea. No descartamos incluso que, en plan chulo, el tipo se volviera caminando al concesionario y se comprara otro más caro aún. Pero este jurado no puede andarse especulando sobre lo que le afecte o no al tonto’lculo en cuestión su tontoculez en particular: una tontoculez es una tontoculez y ya está.
Y es que, parece ser, igual que el dinero no da —decimos los pobres en nuestro entrañable autoengaño— la felicidad, también parece ser que tampoco cura la tontoculez. Lo decimos por si a alguien le sirve de consuelo. A nosotros particularmente no nos consuela un carajo, pero, por si a alguien le puede servir de ayuda, ahí dejamos el dato.

LeandroAguirre©2015

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