Se ve que debe haber habido una conjunción astral o algo, porque todos los finalistas de esta semana estaban relacionados con el mundo automovilístico. Lo sabemos: en el mundo hay mucho conductor y también mucho tonto’lculo, pero aun así mucha casualidad es.
El primer finalista es alguien que ha cometido un error que hemos visto muchas veces en este galardón, aunque no por ello deja de sorprender. Se trata de un tipo de Málaga que, orgulloso, se grabó a sí mismo yendo a 184 km/h en una zona en la que solo se podía ir a 80 y, claro, no pudo resistir la tentación de compartir la hazaña en las redes sociales y, claro otra vez, cuando la cosa llegó a manos de la policía el hombre fue detenido por un delito contra la seguridad vial y, aunque la denuncia no lo diga, por tontoculez supina.
El siguiente finalista es un surcoreano con mucho dinero y un pronto muy malo que el otro día, enfadado con el trato que le habían dado en el concesionario, destrozó con un palo de golf su flamante Mercedes de 200.000 euros.
Qué decir... Sí, el cohe es suyo y puede hacer lo que le dé la gana, pero la pregunta es: ¿qué ganas cargándote el coche? Desahogarte, sí, pero puedes desahogarte igual con una papelera, con un parterre o con lo que sea, que incluyendo reparar daños y la multa, sale mucho más barato de aquí a Lima. Porque si lo que pretendía era molestar a los del concesionario, los del concesionario preocupados hasta el insomnio, ya ves.
Y el campeonísimo de hoy es un tipo de Huesca al que, cosas que pasan, se quedó sin los puntos del carné, le retiraron el ídem y tuvo que volver a examinarse para que se lo devolvieran. Pero al hombre no se le ocurre otra cosa que presentarse al examen... conduciendo su propio coche. No le llamábamos campeonísimo por casualidad, como podéis observar. Y si no te pillan no pasa nada, pero si te pillan como es el caso, pues tienes que ir a explicárselo a un juez y, por supuesto, te quedas sin carné para los restos de los restos.
Hay gente que antes muerta que agarrar el metro o un autobús, está claro. Y lo respetamos. Pero nosotros antes muertos que dejar pasar una tontoculez así sin premiarla, como podéis comprender.
