And the Tonto'lculo goes to...

 

Florentino Pérez

 

 

 

05/09/2015

Sabéis los habituales que, a no ser que nos obliguen, preferimos darle el Tonto’lculo a anónimos que a famosos, famosetes y famosillos, pero cuando te obligan, te obligan y ya está. Y en esta ocasión nos han obligado por partida triple porque, curiosamente, y no es habitual —de tan inhabitual es inédito—, los tres aspirantes al galardón han sido, en mayor o menor medida, conocidos.
Primero teníamos a una atleta estadounidense llamada Molly Huddle, que el otro día perdió una medalla en los Mundiales de Atletismo por, precisamente, celebrar la medalla que nunca consiguió. Os podéis imaginar la escena: la chica, que iba tercera en los 10.000m, levantó los brazos y se dejó ir pensando que la medalla estaba ganada y de repente apareció por allí una tipa, compatriota para más dolor, que le arrebató la tercera posición en el último suspiro. La cara de la pobre chica cuando comprobó la tontoculez que había hecho había que verla, en serio. Bueno, va, como somos así de majos os la ponemos:


El otro finalista ha sido el cocinero Jordi Cruz, al que no se le ha ocurrido otra cosa que publicar, queremos pensar que por error, el número de su teléfono móvil en Twitter. No hay mucho que decir... Si eres conocido y haces público tu número de teléfono, solo tienes dos opciones: o cambiar de número, o suicidarte. Así que suponemos que a estas alturas el chef ya debe haber cambiado de número porque, vamos, si con la vida que lleva se ha planteado el suicidio, es para darle el Tonto’lculo, pero no el de la Semana, el del Año.
Y el campeón no anónimo de esta semana, como ya habréis adivinado como personas perspicaces y observadoras que sois al ver su foto y su nombre allá arriba, es Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, que como casi todos debéis saber no pudo cerrar un fichaje de 30 millones de euros porque presentó tarde la documentación.
Dicen en el Madrid que la culpa es del Manchester United, que envió tarde las cosas, pero, oye, cuando llevas meses negociando una operación, parece una excusa. Una excusa de mierda, por ser más concretos. Es, no sé, como estar preparando dos años una oposición y llegar diez minutos tarde a la inscripción, que has tenido tres meses para hacer. Eso, pero con 30 millones de euros de por medio, claro.
En fin... Ya nos lo decían nuestras mamás: “No dejes las cosas para última hora, que te va a pillar el toro”.  Bueno, se ve que la mamá de Florentino le decía: “Apura siempre hasta el último momento, nene, que así puedes apretar más a la gente y sacar las cosas más baratas”. Pues qué decir... A joderse.

LeandroAguirre©2015

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