Hemos estado a punto de entregar el primer Tonto’lculo ex aequo de la historia, porque la tontoculez en ambos casos era muy similar, pero finalmente hemos decidido que no por varias razones.
Comencemos por el finalista. Hablamos de un tipo de Almería que, por lo que sea, tenía que ir a un hospital. Y nada, que el hombre llega al centro hospitalario en cuestión, aparca su vehículo y se introduce en Urgencias para que le curaran lo que le tuvieran que curar.
No habría más que contar si no fuera porque —el nimio detalle— el campeón se dejó encerrada dentro del coche a su hija pequeña. En Almería y en agosto, queremos recordar. ¿Se estaba el hombre desangrando o algo y no estaba para hostias? Pues no parece, porque estacionó en el aparcamiento normal del hospital y no quemando rueda en la entrada de Urgencias, y no estaría en las últimas cuando se dedicó a cerrar las puertas del coche y esas cosas.
Total: que al hombre lo han detenido (cosa que tampoco creemos que hubiesen hecho si, como decíamos, hubiese llegado allí con los intestinos colgando) y a su hija, de momento, la han entregado a unos familiares. A ver cómo acaba todo.
Pero es que, claro, una cosa es una tontoculez puntual de un tonto’lculo en particular, y otra una tontoculez colectiva que, además, perdura en el tiempo y en el espacio. Nos explicamos.
Ahora estamos en Francia, donde una familia —francesa— de cinco miembros se detiene en una gasolinera para, se supone, poner gasolina, mear, estirar las piernas y tal y cual. Todo muy normal. La familia reemprende la marcha, tralarí tralará, y en un momento dado, y gracias a las noticias de la radio, descubren que... ¡se habían olvidado a la menor de sus hijos en la gasolinera!
Y aquí es donde entramos en lo del tiempo y el espacio. Ya que cuando a los padres se les ocurre mirar al asiento de atrás porque desde la radio anuncian que hay una niña perdida en la gasolinera, habían pasado... ¡150 kilómetros! Es decir, y dependiendo de la carretera, entre hora y pico y dos horas después.
¿Y los otros dos niños?; ¿son mudos, idiotas, vegetales o algo así?; ¿no se daban cuenta de que faltaba algo y sobraba espacio? O igual lo que pasa es que precisamente son demasiado listos y se dijeron a sí mismos: “Coño, así vamos mucho más cómodos”. Y se quedaron callados como putas a ver si podían seguir así todo el viaje. De otra forma no lo entendemos, en serio.
Y eso: Tonto’lculo de la Semana para esta encantadora familia, que ya tiene anécdota para recordar en Navidades. Eso si es que pasan las Fiestas juntos, claro, porque las autoridades francesas están estudiando el caso, y ya se sabe que las autoridades francesas son las autoridades francesas y no se andan con tonterías. Y mucho menos con tontoculeces.
