¡Uy, casi! A punto ha estado de caer el primer policía del año, pero al final no. Teníamos por un lado a uno de Alaska al que se le acercó un niño de 11 años preguntándole qué era la pistola eléctrica —un táser, le llaman— que llevaba encima, y decidió demostrárselo personalmente arreándole una descarga para que nunca más se le olvidara. Todo ante la atónita mirada de la madre del chaval, que denunció al agente por burro y por, obviamente, tonto’lculo. Todo un ejercicio de contención, pensamos, porque la mayoría de madres, como es normal, le hubieran sacado los ojos con las propias uñas al energúmeno en cuestión. Y había también otro policía galés que multó a un contenedor de basura por estar mal estacionado, pero ninguno de los dos tendrá el honor de ser premiado esta vez.
Lamentablemente, el Tonto’lculo de la Semana se lo lleva una empleada del hogar de Taiwán. Y decimos lamentablemente porque, con sinceridad, preferiríamos darle el galardón a un policía, pero es que la mujer se esforzó mucho para ganar el premio. Casi tanto como se esforzó en matar a una cucaracha que se encontró en el lavabo de la casa en la que trabajaba. Y tanto y tanto se esforzó, que al final decidió emplear métodos expeditivos que incluían, parece, el fuego. Pero, claro, cuando se juega con fuego, sobre todo en un lugar en el que antes has utilizado productos de limpieza inflamables, pasa lo que pasa: que las cosas se queman. Y como veis en la foto de arriba es cómo quedó el lavabo en cuestión, el que se supone que nuestra protagonista debía dejar como los chorros del oro. Impresionante.
Que eso: que parece que en Taiwán hay un puesto de limpieza libre, por si a alguien le interesa. Ya, en principio no creemos que nadie nos siga desde Taiwán, pero nunca se sabe y, además, lo nuestro es vocación de servicio público, como bien conocéis todos.