Resulta que, un buen día, el grupo empresarial ruso ZEFS pensó que debía hacer algo por el futuro de sus jóvenes y decidió dedicar un dinero a la Universidad de San Petersburgo. ¿Les compró un nuevo laboratorio?; ¿les montó un flamante gimnasio?; ¿realizó un programa de becas o algo? Pues no: financió un monumento. Un monumento dedicado a Steve Jobs, el fundador de Apple, que consistía en un iPhone gigante tamaño persona. En este jurado pensamos que cualquier universidad necesita cosas más urgentes que un smart phone con gigantismo, pero cada uno se gasta su dinero como le viene en gana, faltaría más.
La cosa es que, hace unos días, el actual capo de Apple, Tim Cook, declaró abiertamente su homosexualidad, y ZEFS tardó como unos cinco segundos en desmantelar su aportación a la educación rusa. Que retiraron el mega iPhone del lugar donde estaba instalado, vamos. Las palabras de Cook violan las leyes rusas sobre propaganda homosexual, han dicho.
Lo sabemos: ZEFS se merecen el Homófobo de la Semana o el Enfermo del Mes, pero también nuestro Tonto’lculo. Lo haremos en plan fórmula matemática para que se vea mejor la dimensión de la tontoculez. Para ZEFS el asunto funciona de la siguiente manera: Tim Cook reconoce que Tim Cook=gay; por lo tanto Apple=gay; y como Steve Jobs=Apple y Apple=gay, nos encontramos con que Steve Jobs=gay; y por lo tanto el monumento al iPhone=gay y merece ser retirado por propaganda homosexual.
En fin, qué decir... Hay gente que está muy mal, en serio; para qué extenderse más.