A ver... Ningún demente puede evitar ser un demente, y sería injusto darle el Tonto’lculo de la Semana a nadie por una enfermedad mental, pero este jurado considera que la demencia no justifica la tontoculez, porque ser un demente no significa ser necesariamente un tonto’lculo.
Es decir: tú puedes ser un profesor demente —dos profesoras dementes italianas de Scarmagno en este caso— que le pregunte a niños de 7 y 8 años cosas como “¿A quién matarías antes, a tu padre, a tu madre o a tu hermano?” o que les digas cosas como “Tarde o temprano vuestros padres morirán; será duro, pero os acostumbraréis” o “Tu padre tiene relaciones sexuales con prostitutas”.
Lo que no puedes ser, por muy demente que seas, es tan tonto’lculo como para pensar que eso se va a quedar en la clase y no va a salir de ahí, que es, evidentemente, lo que sucedió. Y, claro, cuando los padres se enteraron del peculiar método de enseñanza de las maestras de sus hijos, lo denunciaron a las autoridades, que instalaron cámaras ocultas en las aulas y comprobaron que, efectivamente, lo que contaban los chavales y chavalas no solo era cierto, sino que incluso pudieron comprobar cómo las maestras hacían que los niños les dieran masajes y era habitual que les lanzaran libros y todo tipo de objetos.
En fin... Que no han hecho nada tipificado en el código penal italiano y por lo tanto están libres como un pájaro —como un pájaro libre, por su puesto—, aunque, obviamente, se han quedado sin trabajo, que es lo mínimo que les podía pasar. Pero la sospecha eterna que van a tener esos niños sobre si su padre se iba de putas o no, ya no se la quita nadie. Los psicoanalistas van a hacer su agosto en Scarmagno dentro de unos años. Al tiempo.