And the Tonto'lculo goes to...

 

Los tres mosqueteros

 

 

 

16/08/2014

Hemos visto más de una vez que la línea que divide el éxito de la tontoculez, ser un genio o ser un tonto’lculo, es tan fina como las compresas modernas, que de finas que son hay gente que duda de su existencia. Es el caso que nos ocupa hoy.
Hablamos de tres trabajadores franceses a los que, obviamente, llamaremos Athos, Aramis y Porthos porque no sabemos sus nombres reales, que, haciendo una reforma en una casa antigua se encontraron con 16 lingotes de oro de un kilo por pieza, acompañados de 200 monedas de 20 dólares USA de 1920, que se ve que también valen un pico. Se calcula que la cosa subía a 1,2 millones de dólares, centavo arriba centavo abajo. No está mal. No sabemos vosotros, pero es una cantidad que nosotros no llevamos cada día en el bolsillo, sólo puntualmente.
El dilema que surge es evidente: ¿explicamos el hallazgo al dueño de la casa y a las autoridades competentes –e incluso a las incompetentes– o nos lo quedamos nosotros? Se lo quedaron ellos. Puede ser más o menos reprobable pero es más o menos humano. La cuestión es que vendieron el material, se repartieron la pasta y se las prometieron, justificadamente, tan felices.
Pero que de repente tengas 400.000 euros no es todo felicidad como pueda parecer. Porque o los escondes en casa bajo una baldosa, o los tienes que ingresar en un banco. Y, claro, cuando ingresas esa cantidad sin origen conocido saltan todas las alarmas y al final los tres mosqueteros fueron atrapados y tuvieron que confesar de dónde venía semejante pastizal.
¿Consecuencias? Diez años de cárcel, que tampoco está mal. Con la curiosidad añadida de que, según la ley francesa, los tres trabajadores tenían derecho a quedarse con la mitad del botín, siendo la otra mitad para el dueño de la casa. Total: que, como decíamos al principio, si la jugada les hubiera salido bien serían unos campeones que estarían riéndose del mundo estirados en alguna playa tropical, pero como la jugada les ha salido mal se llevan el Tonto’lculo de la Semana. ¿Es o no es una fina línea la que delimita el destino de las personas? Pues eso.

LeandroAguirre©2014

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