Hablamos hoy de un súbdito británico llamado Adrian Smith. No, no le estamos poniendo el nombre por cuenta propia como a veces hacemos: se llama así. Os preguntaréis presas de la emoción y la incertidumbre qué habrá hecho el amigo Adrian para ganar el Tonto’lculo de esta semana, suponemos. Y no os haremos esperar.
Adrian se dirigía con su coche al trabajo un día cuando, de repente, un flash le hizo darse cuenta de que acababa de ser cazado por un radar por conducir con exceso de velocidad. La mayoría de nosotros nos hubiéramos cagado en lo más sagrado y hubiéramos esperado con resignación cristiana a que llegara la sanción a nuestras casas, ¿verdad? Pues no así Adrian, que decidió, ya que pensaba que le iban a retirar la licencia por reincidencia, regresar al lugar del crimen para quemar la cámara que le había grabado. Pero, claro, no sólo no logró quemar la cámara, sino que además fue grabado intentando hacerlo, con lo que, teniendo su matrícula y su cara, a la policía británica no le fue muy difícil dar con él.
Pero no acaba ahí la historia, ya que cuando las fuerzas del orden se presentaron en su casa para detenerle, también encontraron en el sótano de su morada una plantación de marihuana lo suficientemente grande como para que no colara aquello del consumo propio.
Total, que el bueno de Adrian ha sido condenado a dos años de cárcel y como añadido se lleva con total merecimiento el Tonto’lculo de la Semana de hoy. Por dos motivos principalmente: primero, porque si no hubiera hecho nada, y según confirma la policía inglesa, sólo le hubieran retirado dos puntos del carné y no le hubieran puesto multa económica ni nada; pero segundo, y sobre todo, por vivir en los ’80 o más allá. Es decir: ¿qué se pensaba?; ¿que dentro de la cámara había una cinta VHS que lo grababa todo e iba allí un señor cada mañana a cambiarla o algo así? Si es que... Aunque, bueno, no hay que ser demasiado duros con Adrian porque era portero de discoteca. Que no le darán nunca un Nobel, vamos.