Hará cosa de un mes se llevó el Tonto’lculo de la Semana el capitán de un submarino argentino que emergió de repente desde las profundidades justo en medio de una regata infantil de vela. Y quizás entonces pensasteis, pensamos, que eso sólo puede pasar en Argentina o España, países así curiosos por civilizar y tal. Pero no. Se ve que en los ejércitos de los países súpercivilizados, súpervitaminados y súpermineralizados también hacen tontoculeces, por lo que, quizás, habrá que empezar a pensar que la cosa va más por gremios que por nacionalidades.
Resulta que el otro día estaba la Armada del Reino Unido de maniobras por ahí, suponemos que por si algún día a Rajoy le da un aire y decide reconquistar Gibraltar o algo así. La cuestión es que a una de las fragatas se le escapó, así como quien no quiere la cosa, un torpedo que fue a parar contra... el astillero nuclear de la base de la que había partido la fragata. Pero que nadie se preocupe porque no va a haber un invierno nuclear ni nada, ya que el torpedo iba sin carga y tan solo derribó un muro de la base. Una suerte. Todo ello sucedió, por cierto, días después de que los marines británicos estuvieran a punto de hacer explotar una aldea con un tiro de artillería erróneo, volando una vía de tren.
¿Conclusiones? Dos. Primera: el Ejército de Su Majestad se lleva el Tonto’lculo de la Semana de hoy de todas todas. Y segunda: el Ejército de Su Majestad es igual de inútil que el Ejército español o el argentino, sólo que tienen muchísima más suerte. Porque imaginemos que el primer torpedo va cargado y el otro cae en medio del pueblo, la que se podría haber liado. Eso sí: suertudos, efectivamente, pero no tan suertudos como para no llevarse el premio de esta semana. ¡Vivan los ejércitos del mundo! ¡Vivan!