And the Tonto'lculo goes to...

 

Franck Kabele

 

 

 

11/01/2014

Competidísima la semana, indudablemente. Teníamos por ejemplo a la empresa española Azvi, que tenía el encargo de construir el primer puente levadizo de Chile. Y lo construyó, ciertamente, sólo que cometieron el pequeño fallo de equivocarse con las plataformas. Es decir: la que iba a la derecha la pusieron a la izquierda y la que iba a la izquierda, obviamente a la derecha. Bravo, sí señor.
Muy tonto’lculo también Robert Vick, un preso estadounidense que logra fugarse de la cárcel y regresa a las veinte horas... por la ola de frío. Mira que es difícil escaparse de una prisión para que luego te tengas que volver porque se te ha olvidado llevarte el abrigo o algo así. Si es que...
Pero el galardón de esta semana viaja a África, donde no viaja demasiado, la verdad. Debe ser que cuanto más ‘avanzada’ es una civilización más tonto’lculo hay por metro cuadrado. En fin... Saben los lectores habituales que casi el único límite que este jurado se pone para entregar el Tonto’lculo de la Semana es que la tontoculez no acabe en muerte, pero es que, sinceramente, hay casos –como el de aquel atracador argentino que se disparó dos veces en el estómago–  y casos. Y el caso de esta semana nos conduce a Gabón, donde un pastor –un cura, no un señor que conduce rebaños de animales– tuvo una revelación, iluminación o cómo quiera llamarse. ¿Cuál fue ella? Ella fue que, si tenía la suficiente fe, podría caminar sobre las aguas como Jesucristo o Dynamo. Sin dudar ni por un minuto de sus visiones, el bueno de Franck Kabele, que así se llamaba el reverendo, se llevó a toda su congregación al estuario de Gabón para demostrarles lo que podía llegar a hacer la fe. No a un laguito o una piscina, no: a un estuario. Así que el hombre se puso a caminar, comenzó a, evidentemente, hundirse y acabó desapareciendo en la inmensidad del océano sin que se haya vuelto a saber de él.
Una de dos: o tenía una fe extraordinaria y continuó caminando convencido de que en algún momento emergería a la superficie, o continuó caminando porque, como es normal, le daba una vergüenza terrible volver con los de su congregación tras ese fracaso tan estrepitoso. En todo caso, y título póstumo, Tonto’lculo de la Semana para el pastor Kabele. Descanse en paz, por supuesto.

LeandroAguirre©2014

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