SOLO ANTE EL PELIGRO

Will Kane, sheriff durante muchos años de un pequeño pueblo, abandona el puesto para dedicarse a otros menesteres con su flamante esposa porque, ya se sabe, la vida de sheriff en el lejano oeste era una profesión muy peligrosa y muy estresante.
Pero, mira tú por donde, cuando ya ha entregado la estrella y todo, se corre la voz de que un forajido llamado Frank Miller, al que Kane había encarcelado, había sido liberado y llegaría al pueblo en el tren de las doce. ¿Para? Podéis imaginarlo: los forajidos del oeste eran, aparte de unos marranos que no se lavaban ni, literalmente, a tiros, una gente muy rencorosa, así que el tal Miller había jurado matar a Kane y a todo el que se interpusiera en su camino.
Y a Kane, en contra del sentido común, de la opinión de su esposa y del consejo de todos los habitantes del pueblo, le da un ataque de responsabilidad, recupera la estrella y decide hacer frente a Miller y los suyos.
Pero, claro, al tomar dicha decisión Kane no contaba con que tendría que hacerlo en solitario, que de ahí el título de la peli (que en realidad se llama High Noon, que no significa ni por asomo Solo ante el peligro). Su ayudante le dice que él no está pa’ hostias y que renuncia; su mujer que ella se va con o sin él, que decida; sus amigos hacen ver que no lo conocen; y el resto del pueblo silbaba mirando hacia otro lado o hablaban del tiempo o de las cosechas. A nadie le gusta morir, es normal.
Total, que llega Frank Miller, al que esperaban tres compis en la estación, y se dirige al pueblo para cargarse al sheriff. Allí, más chulo que un ocho en medio de la calle mayor, les espera Will Kane y empiezan a disparse, obviamente, que para eso habían ido.
Kane se carga a dos de los malotes pero es herido. Es entonces cuando Amy, la señora Kane, escucha los disparos desde la estación y vuelve para ayudar a su marido. Y lo ayuda, ciertamente, porque es ella la que mata al tercer pistolero, pero cae presa de Miller, que exige a Kane que salga de su escondrijo. Este no tiene más remedio que hacerlo y, cuando todo parece perdido, Amy se revuelve clavándole las uñas en la cara a Miller, deshaciéndose de él, situación que aprovecha Kane para disparar contra el malo y acabar con el asunto.
Después, Kane y señora se van a la estación y, como es normal, se largan de ese puto pueblo de cobardes. Hey, y que conste que yo hubiera hecho lo mismo, pero después entendería que me llamaran puto cobarde, por supuesto. Lo que es justo, es justo.

LeandroAguirre©2016

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