¡Muerte a los gabachos!

Agustina de Aragón, supongo.
Bueno, de Aragón de Aragón... Pero sí, soy Agustina. ¿Y tú, maño?

Soy un parajuntaletras.
Ah... No sé qué es eso.

Tranquila, yo tampoco lo tengo muy claro. Solo quiero preguntar.
Pues pregunta, bonico, pregunta.

Lo primero: ¿y ese acento maño?
Soy Agustina de Aragón, maño.

Pero era usted catalana, si no estoy mal informado.
Si me llaman Agustina de Aragón al menos tendré que hacer el esfuerzo y hablar el idioma, ¿no?

El idioma es el mismo que en el resto de sitios, cambia el acento.
Eso no es verdad, Juntaletricas. Por ejemplo, en maño Zaragoza va acentuado en las cuatro sílabas y tiene más letras. Es: Zárágózááá.

Vale. Vayamos al famoso día de los cañones.
Ah, ¿se puede ir? Pues vayamos, vayamos.

Me refería a si me lo podía explicar.
Claro, bonico. Pues resulta que fui a llevarle al que entonces era mi marido el almuerzo y me encontré la puerta de la ciudad sin defensas y a los franceses a punto de entrar.

Una pausa, que esto me interesa. ¿Qué le llevaba para comer?
Pues un cacho de pan con morcillica.

No es mucho.
Pues aun gracias que ese día había morcilla, porque normalmente comíamos pan con pan. Si había pan, claro.

Prosiga.
Pues eso, que había por allí un cañón descarriado y, como no encontraba a mi marido, lo disparé contra los franceses por pasar el tiempo mientras aparecía más que nada.

Y los franceses huyeron.
Como conejicos, maño.

Y a partir de ahí la gloria y la fama.
Sí. Me hicieron soldado, me llevaron de gira por ahí, firmaba autógrafos, salía en ‘Sálvame’...

¿Ya existía ‘Sálvame’?
‘Sálvame’, como el Ebro, está aquí desde el principio de los tiempos.

Aun así Zaragoza cayó.
Sí, Zárágózááá finalmente cayó.

Otra duda que tengo. Cuando la enviaban a animar a las tropas, ¿cómo lo hacía?; ¿les arengaba con discursos a lo Pasionaria o les enseñaba muslamen en plan Marilyn?
Tenía mi estilo propio: les soltaba discursos mientras les enseñaba las piernas.

¿Funcionaba?
¿Es España una región de Francia?

No, pero no sería solo porque usted los animara un montón.
Porque tú lo digas, maño.

Le digo un nombre y dígame lo primero que se le pase por la cabeza, ¿vale?
Vale.

Napoleón.
¡Me cago en su p...! (Nota del Juntaletras: Por primera vez he tenido que censurar una respuesta, pero es que lo que contestó Agustina es absolutamente irreproducible hasta para mí).

¿Se lo ha encontrado por el Más Allá?
No, porque el cobarde se va escondiendo cuando me ve, pero ya lo pillaré, ya.

¿Qué va a hacerle? Ya no puede matarlo.
No, pero puedo amargarle la eternidad. Yo no tengo nada mejor que hacer que gritarle en el oído ‘¡Zárágózááá!’ por los siglo de los siglos, ¿sabes, Juntaletricas?

Qué horror...
De eso se trata, maño.

¿Qué hizo después de la guerra?
Pues na’... Me volvía casar, viví y, finalmente, morí.

No es tan apasionante como lo de la guerra.
Mejor, maño, mejor.

Pues nada, Agustina. Gracias y hasta otra.
De nada, majico. Llama cuando quieras.

Lo haré.
A ver, di Zárágózááá.

Zaragoza.
Muy mal, maño, muy mal. Practica.

Adiós.
Adiós, Juntaletricas.

Pobre Napoleón cuando lo encuentre, que no le pase na’.