PARAENTREBESTIA CON...

 

Adán

 

 

 

27/02/2015

Hola...

Buenas. ¿Adán?
Sí.

¿El de Adán y Eva?
El mismo.

Encantado. Soy un paraentrebestiador.
Ah... ¿Y eso duele?

No generalmente.
Usted dirá qué quiere.

Preguntar.
¿Por?

Porque me apetecía paraentrebestiar a alguien realmente antiguo, y, bueno, más antiguo que usted ya no se puede.
Cierto. Pregunte, joven.

Empecemos por el principio. ¿Cómo es eso de aparecer de repente en el mundo, sin haber nacido, ni crecido, ni nada?
Pues no sé... ¿Usted se acuerda de su nacimiento, joven?

Para nada.
¿Y se acuerda de sus primeros años de infancia?

Vagamente, por no decir cero.
O sea, que lo único que recuerda es encontrarse un día de repente en este mundo, ¿no?

Captado. ¿Qué hacía usted hasta que llegó Eva?
Nada especial: comía, dormía, volvía a comer, volvía a dormir...

Apasionante.
Yo le dije a Yahvé: “Fabrícame una PlayStation o algo, ¿no?”.

Y fabricó a Eva.
Hizo a Eva, sí.

Dice la Biblia que porque “Vio Dios que el hombre estaba solo”.
Un eufemismo, digamos. Lo que vio Dios no fue exactamente eso.

¿Qué fue?
Bueeeno... Era joven, las hormonas campaban a sus anchas, no había nadie alrededor y algo tenía que hacer.

Prefiero no saber más. Y llegó Eva, hemos quedado.
Sí. Y aquello ya fue otra cosa.

Imagino. ¿Dolió lo de la costilla?
No. Yahvé utilizó una anestesia muy buena.

Y llegamos al momento cumbre: la manzana.
Que no era una manzana, hombre, que ya no sé cómo decirlo.

¿Y qué era?
Yo qué sé... Una fruta extrañísima que no he vuelto a ver más.

¿Y de dónde sale lo de la manzana?
Pregúnteselo a los pintores del siglo XV, yo no tengo ni idea.

Estaría buena, al menos.
Qué quiere que le diga... No estaba mal, pero a mí me gustan más las mandarinas, la verdad.

Otro tema controvertido: ¿de quién fue la idea de comer de aquello, fuera lo que fuera?
De una serpiente que había por allí.

Del demonio, dice.
Bueno, en realidad solo era una serpiente, pero Eva y yo convinimos en que quedaba mejor para la posteridad decir que nos había engañado el diablo en lugar de que nos había engañado una simple serpiente.

¿Quién comió primero?
Los dos. Ella por un lado y yo por el otro.

Eso es una primicia.
Pues ya me enviará usted los royalties.

Yo no puedo hablar por las mujeres porque nunca he parido y, ya a mi edad, no creo que lo haga jamás, pero lo de tener que ganarse el pan con el sudor de la frente es difícilmente perdonable, que lo sepa.
Oiga, no es mi culpa.

Hombre, solo les pusieron una norma y van se la saltan.
Ya, pero yo no tengo la culpa que de castiguen a toda la humanidad sine die por haberme comido una manzana.

¿Ahora es una manzana?
Es por abreviar.

Una última cosa: Caín y Abel.
No sé que decirle... Nosotros educamos a todos nuestros hijos igual, pero Caín... No era mal chaval, pero tenía muy mal pronto.

Pero muy malo.
No lo sabe usted bien. Ni se imagina cómo se puso el día que le dijimos que no podía irse a hacer un Erasmus a Ámsterdam.

Pero si entonces no existía ni Ámsterdam ni los Erasmus ni nada.
Pues por eso le dijimos que no podía. Pero el chaval no razonaba.

Bueno, pues nada, ya le dejo. Hasta luego.
Hasta la próxima, joven.

Porque este hombre, técnicamente hablando, es mi archimegaultrarecontratatarabuelo o algo así, ¿no? Da un cierto yuyu.

LeandroAguirre©2015

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