PARAENTREBESTIA CON...

 

William Shakespeare

 

 

 

26/09/2014

To beee or not to beee...

¿Señor Chéspir?
Shakespeare, si no le importa.

Soy hispano, qué quiere; pronuncio como buenamente puedo.
Vale: ahora ya sé que es hispano y que pronuncia usted el inglés como el culo. Ahora explíqueme qué quiere.

Hablar con usted.
¿Por?

Coño, porque es usted Chéspir, mayormente.
Tiene su lógica, sí.

¿Puedo?
Bueeeno...

Ante todo, un honor.
Lo sé.

He de decirle que lo que más me gusta de usted es que en sus obras no queda vivo ni el apuntador. Vaya derroche de sangre, oiga.
La vida es dolor.

Deja usted a Tarantino como un boy scout.
¿A quién?; ¿como un qué?

Uno; ya lo conocerá cuando se muera.
Eso será si lo recibo.

¿Tiene mucho éxito ahí en el Más Allá?
Ufff... No se lo puede ni imaginar. Que si “William, fírmame un autógrafo”; que si “¡Shakespeare, molas!”; que si “Di ser o no ser, di ser o no ser”... Una locura.

Qué bien... Con sinceridad, señor Chéspir, yo quería saber básicamente una cosa.
Diga.

¿Son suyas?
¿El qué?; ¿estas chaquetas tan chulas que llevo?

No; sus obras.
¿Mis obras?

Hamlet, Romeo y Julieta y todo eso, ya sabe.
¿Quién dice que no son mías?

Mucha gente.
¿Y de quién son, si puede saberse?

Dan varios nombres.
Nadie duda de Cervantes.

Quizás es que no existen dudas sobre Cervantes.
¿Y por qué sobre mí sí?

Oiga, yo qué sé. Yo solo pregunto.
Pues documéntese, hombre, documéntese.

Ahora corro. En todo caso no me ha respondido usted.
¿A qué?

A si es usted el autor de sus obras.
¿De verdad tengo que contestar?

Sería un detalle.
Pues no me da la gana.

Dejará usted la duda sobre su cabeza, señor bardo.
Bardo su padre de usted; yo soy Shakespeare.

Repito: la duda permanecerá.
Pues bueno, pues vale.

Le costaría poco decir: “Todo es mío”.
Que no me da la gana, he dicho. ¿Algo más?

Sí. Podría usted, aparte de escribir bien, escribir para que se le entendiese, con todo el respeto se lo digo.
Es usted un insolente.

A Cervantes lo entiendo.
Estoy empezando a estar un poco hasta los huevos de Cervantes.

¿Ve? A eso me refiero. Si escribiera así de claro se le comprendería más.
A mamarla.

¡Muy bien! Siga, siga...
Es usted un indigente mental.

Ya, pero yo junto mis propias letras.
¿Perdón?

Nada, nada... Hasta otra, señor Chéspir.
Shakespeare.

Eso. Adiós.
Gñññ...

A mí no me ha quedado claro: ¿lo escribía o no lo escribía él?

LeandroAguirre©2014

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