PROTAGONISTA: La Luna.

ÉPOCA: Una en la que había obsesión por lo fálico: cohetes, misiles, supositorios...

MOMENTAZO: Y por fin llegamos al momentazo que protagoniza la cabecera. Qué bonico...

Aquí, indudablemente, el protagonismo se lo llevan Neil Armstrong (no confundir con Lance) y su famosísima “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”. Por lo que a mí respecta en esto no hay debate: los cojones improvisó Armstrong la frase. La traía preparada. Y no muy bien, porque hasta hace una pausa para recordar lo que viene a continuación.
En todo caso, y aunque la sentencia la pariera un señor de la NASA y no el astronauta, no deja de ser un momentazo. Si hubiera ido yo seguramente hubiera dicho algo así como “¡Leches, qué frío hace aquí!” o “¡Mecagontó, hemos alunizado en su sitio sin bares!”. Pero afortunadamente para la humanidad, no fui yo. Claro que podía ser peor. Imaginad que van Rajoy o Trump, lo que podía haber salido. Ni pensarlo quiero, en serio.