EL CHÓFER

PROTAGONISTAS: Einstein y su chófer.

ÉPOCA: Prenuclear.

MOMENTAZO: Cuando en los años 20 Einstein comenzaba a ser conocido se le invitaba con frecuencia a dar conferencias en universidades pero su rostro no era muy popular. Es normal: no había internet, ni tele, ni la gente iba por la calle con teléfonos que hacían fotos.
El caso es que a Einstein le iba maravillosamente bien tener coche pero no le gustaba conducir, así que tenía chófer. Y un día, mientras ambos se dirigían hacia una de esas charlas que el hombre daba, le comentó al conductor lo aburrido que estaba de tener que explicar siempre lo mismo, a lo que este le contestó que, si quería, podía dar él la conferencia, ya que se la sabía de memoria después de oírsela decir al maestro decenas de veces.
A Einstein la idea le pareció divertida y, efectivamente, y aprovechando el anonimato visual del científico por aquella época, el chófer dio la conferencia mientras Einstein observaba la performance desde el fondo de la sala.
Pero este, aun estando bien, no es el momentazo de esta situación. El momentazo vino cuando, tras la exposición, uno de los asistentes hizo una pregunta a la que, evidentemente, el chófer no supo contestar. Y fue entonces cuando tuvo un momento de inspiración de verdadero genio que hubiese firmado el mismísimo Einstein y respondió: “La pregunta que me hace es tan sencilla, que dejaré que sea mi chófer, que se encuentra al final de la sala, quien se la conteste”. Brutal.

LeandroAguirre©2016

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