PROTAGONISTAS: España y Marruecos.

ÉPOCA: Una en la que Aznar ponía los pies sobre la mesita del café de Bush. Y de ahí los lodos actuales.

MOMENTAZO: Lo de la isla de Perejil es uno de los momentazos “bélicos” de la historia de la humanidad, sin duda alguna. Cosa más ridícula es difícil de encontrar, en serio.
Resumiendo, lo que pasó fue que a cuatro militares marroquís —se desconoce si bajo los efectos de psicotrópicos o no, aunque sin drogas de por medio la cosa no se comprende— les dio un día por desembarcar en un puto pedrusco deshabitado al que generosísimamente se llama isla que parece ser pertenece a España. Allí no había un bar ni había nada ni nadie, pero les dio por ahí, mira.
En eso que para allá se fueron cuatro Guardias Civiles en una Zodiac para decirle a los cuatro marroquís que se largaran, pero como los unos llevaban fusiles y los otros pistolas de agua tuvieron que volverse con el rabo entre las piernas y avisar al Ejército.
Entonces sí, se presentó allí la Legión con cabra y todo, y los cuatro marroquís, dando por concluida aquella fiesta, se entregaron sin disparar ni un tiro. Con una resaca de ocho grados en la Escala de Richter, supongo, pero sin disparar ni un tiro.
En fin... Si queréis saber más sobre este apasionante episodio, os dejo el enlace a su correspondiente Infrahistoria (Infrahistoria de Perejil) y un vídeo que he encontrado en YouTube de un tipo que se tomó lo de Perejil en serio, cosa que, con cariño lo digo, no había hecho anteriormente con sus estudios. Con deciros que, en un momento dado, en vez de escribir “a mí la legión” escribe “amy la legion” está todo dicho. Advertidos quedáis.
La vida sin estos momentazos sería un aburrimiento, indudablemente.