PROTAGONISTA: Keith Moon.

ÉPOCA: Una en la que convivían jipis, punks y travolteros. Muy raro todo.

MOMENTAZO: Pongámonos en situación: Londres, finales de los ’70, los Sex Pistols acababan de revolucionar Gran Bretaña y centenares de jóvenes lucían crestas de colores y se agujereaban las orejas y/o las narices con imperdibles.
Ahora pongamos al personaje, Keith Moon, en situación: batería de The Who, un chalado como ha habido pocos en el mundo del rock, que llevó el sexo, drogas y rock ‘n’ roll a su máxima expresión y que, por aquel entonces, era rico como podían serlo Ringo Star o Charlie Watts. Para que os hagáis a la idea del tipo de pirado del que hablamos, aquí os dejo un vídeo de un día que, al comienzo de su carrera, hizo estallar, literalmente, su batería en un plató de televisión:

 

Y ahora pongamos el momentazo en situación: exterior de sala de conciertos londinense, concierto punk, y decenas de punkis con sus crestas, sus imperdibles, sus candados y sus cosas haciendo cola para entrar. De repente, aparece una limusina de la hostia, se detiene frente a la entrada de la sala y de ella se apea Keith Moon ataviado con un abrigo de pieles también de la hostia. El bueno de Keith se para en medio de la acera, se queda mirando a todos los punkis que esperaban y les suelta: “¿Vosotros sois punks? Yo en mi puta vida he hecho una cola”. Tras lo cual, se introdujo en la sala a disfrutar del concierto.
Al poco tiempo Keith Moon murió, pero no fue de la paliza que le pegaron los punkis aquella noche, que ahí se quedaron haciendo cola con su cara de pasmaos mientras Keith se metía para el concierto, sino porque hay cierto ritmo de vida que no se puede mantener eternamente. Pero los momentazos que brindó para la posteridad ya no nos los quita nadie, desde luego. Un grande.