JUGANDO AL ESCONDITE

PROTAGONISTAS: Juana de Arco y Carlos VII de Francia.

ÉPOCA: Una en la que si te descuidabas acababas cocinado a la brasa.

MOMENTAZO: Juana de Arco era una jovencita francesa que tenía la peculiaridad de mantener amenas charlas con Dios y varios santos. Y, bueno, parece ser que un buen día las voces le dijeron que debía ir a ver al rey, en aquel momento solo delfín, para darle unos recados y tal. Lo típico de cuando se habla con Dios, ya sabéis.
Cuando Juana se presentó en la corte, el rey vistió con sus ropas a un súbdito y él, con ropajes normales, se camufló entre el público. ¿Por? Bueno, hay quien dice que por precaución ante una desconocida cuya carta de presentación era que oía voces, con lo que, llamadle raro, siempre cabía la posibilidad de que fuera una pirada que quisiera matarlo o algo, y hay quien dice que como prueba a Juana, para que demostrara que tenía línea directa con el Cielo.
La cuestión es que, se ve, Juana entró en un salón abarrotado de gente y, en lugar de dirigirse hacia el trono, se fue directa, guiada por lo que fuese que la guiase, hacia donde estaba el verdadero Carlos y se puso a su servicio.
Después, claro, el tal Carlos, totalmente acojonado, no solo recibió a Juana sino que le hizo caso en todo lo que le dijo, porque a ver quién era el chulo que le llevaba la contraria a alguien que tenía línea directa con el Todopoderoso. Bueno, le hizo caso hasta que dejó de hacerle caso y la dejó más tirada que una colilla permitiendo que la quemaran en la hoguera sin mover ni un solo dedo, eso sí, pero así en principio le hizo caso.
Que, por cierto, lo que le costó a Juana arder en la hoguera es otro momentazo —bastante gore, las cosas como son— para explicar algún día, pero eso será, y perdón por la redundancia, otro día.

LeandroAguirre©2015

TODOS LOS MOMENTAZOS

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS