—Soy Daenerys de la Casa Targaryen, de la sangre de Aegon el Conquistador y Maegor el Cruel, y antes que ellos de la antigua Valyria. La Primera de su Nombre, Reina de Meereen, Reina de los ándalos, los rhoynar y los primeros hombres; Señora de los Siete Reinos, Protectora del Reino, Khaleesi del Gran Mar de Hierba; también llamada Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas y Madre de Dragones.
—Encantado; yo soy Manolo. Esteee... ¿Un nombre así un poco más corto no tendrías?
—He dicho que soy Daeneris de la Casa Targaryen, de la sangre de...
—Que sí, que sí... Oye, si un caso yo te llamo rubia, ¿vale? Para abreviar, más que nada.
—¡Yo soy Daeneris de la Casa Targa...!
—Coño, rubia, por muchas veces que lo repitas no me voy a acordar
—¡Un respeto, joder, que soy Madre de Dragones!
—Uuuy, cómo se pone la rubia... ¿Tú de qué vas, de estupenda por la vida, rubia?
—¡Que lo echen a los dragones!
—¡Ja ja ja! A los dragones, dice. Como una chota, la rubia.