#OnlyRCDE

Familia

Pues todo indica que esta vez va a ser que no. Esta vez no va a haber gol de Coro, ni gol de Tamudo y Lopo, ni recta final de Champions, ni nada. No va a haber milagro. Oye, que en esta vida todo puede pasar, pero no da la sensación de que vaya a pasar, ¿verdad? Ya lo único que pido es que no arrastren –más– la camiseta y el escudo en estos siete partidos que quedan. Después, tiempo habrá para analizar el absoluto despropósito que ha sido esta temporada, la planificación y todas esas cosas que nos han llevado a la situación agónica en la que estamos.
Estoy jodido, como cualquiera de vosotros, supongo. Pero también, no gustándome como no me gusta hablar en nombre de nadie porque bastante me cuesta hablar en mi propio nombre, estoy convencido de que los pericos de verdad hoy somos más pericos que nunca. Sinceramente, me sabe peor por los chavales que por mí mismo. Ya es lo suficientemente heroico ser un niño perico en este lugar enfermo de pensamiento único y unidireccional, como para tener que dar la cara con el equipo en Segunda.
A mí me da igual. Entendedme: no es que me la repampinfle, pero yo no me hice del Espanyol para ganar títulos y tener solo alegrías. El Espanyol es la vida, y la vida va de alegrías, tristezas, triunfos y derrotas. Yo voy a ser del Espanyol en Primera, en Segunda o en Tercera Regional. Es más: si mañana el club desapareciera, yo continuaría siendo perico hasta el día de mi muerte, no lo concibo de otra manera. Mis padres van a seguir siendo mis padres incluso cuando, espero que dentro de mucho, y tocando madera lo digo, algún día falten.
No creo en el concepto patria. No creo en el concepto pueblo. No creo en ideologías. No soy muy de cosas que necesitan fe, la verdad. La única patria que conozco es mi familia y mis amigos, y todo lo demás para mí forma parte de una galaxia muy muy lejana. Pero si he tenido algo en mi vida que se asemejaba a una patria, si he compartido con un grupo de gente algo parecido a ser un pueblo, si he tenido algo similar a una religión o una ideología durante esta mi miserable existencia, eso ha sido el Espanyol y la gente perica, sin duda.
Porque, tal y como yo lo interpreto, para los aficionados de clubes acostumbrados a las victorias, e incluso de clubes que tampoco ganan nada, su equipo, su club, son eso: su equipo, su club. Incluso a algunos les compro su moto lisérgica y ridícula y les acepto que su club es su ‘mescunclú’. Pero para nosotros el Espanyol no es nuestro equipo ni nuestro club. Para nosotros, el Espanyol es la familia. Y aunque, como buena familia, nos pasemos la vida repartiéndonos mandobles entre nosotros por los más variopintos motivos como las banderitas y mandangas por el estilo, cuando la familia está jodida o cuando a la familia se la toca, es cuando la familia se comporta como tal. Y no tengo ninguna duda de que, esté donde esté el Espanyol, los pericos vamos a estar con la familia el año que viene. Quizás no vuelvan los que solo estaban para ver los dos partidos contra los dos innombrables, pero personalmente no los voy a echar de menos un carajo. Ellos no son de la familia: son el típico cuñado cansino que viene a beberse el güiski y a dar por culo.

¿Espanyol-Mirandés?; ¿Espanyol-Ponferradina?; ¿Espanyol-Santa Margarida i els Monjos? Allí estaremos. A la familia no se la deja sola cuando las cosas van mal dadas, no jodamos.

Para Xavi Cabané, Lorenzo Esteve y Martín Teixidó, camaradas pericos con los que viví la última temporada en Segunda desde el Gol Sur de Sarrià, con los que había perdido el contacto hace años y con los que lo he recuperado justamente en esta semana mierdosa. ¿Casualidad? Puede, pero tampoco creo en casualidades. La fe y tal, ya sabéis.

LeandroAguirre©2020

TODOS LOS ERMITAÑOS

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS