Despresurización electromagnética

No deja de sorprenderme (bueno, en realidad no me sorprende para nada, pero decir ‘No deja de sorprenderme’ es un recurso cojonudo) la cantidad de entendidos en la materia que hay por el mundo. No entendidos: expertos, diría yo. Genios, incluso.
Y es que te ponías a leer en las últimas horas los foros de los periódicos en las informaciones sobre el accidente de avión de los Alpes y, oye, parecía todo el mundo piloto, controlador, ingeniero aeronáutico o, como mínimo, habían leído mucho sobre el tema. Que si la sustentación del aparato, que si la despresurización de la cabina, que si las corrientes electromagnéticas, que si la sustentación despresurizada electromagnéticamente corriente del aparato... Una cooosa...
Pero no: no eran ni pilotos ni controladores ni ingenieros ni, como mal menor, siquiera habían leído demasiado sobre el tema. Pero aun así la mayoría, excepto unos cuantos raritos que abogaban por dejar trabajar a los profesionales y esperar una respuesta, tenían una hipótesis. Y los que no tenían una hipótesis tenían la verdad de lo ocurrido, que estos ya dan más miedo. Y los mejores. Los de: ‘Es así porque yo lo digo y porque soy más chulo que nadie, y si luego se demostrara o demostrase lo contrario, es porque nos estarán mintiendo’. Y venga pa’lante.
Aunque el asunto es que no tenían hipótesis y certezas cuando se empezaron a conocer datos: las tenían desde el minuto cero. No hacía ni diez minutos que se sabía que un avión había caído, y algunos ya hablaban de fallos mecánicos, de falta de mantenimiento o de atentado terrorista. No leí a ninguno que lo achacara a un OVNI, pero seguro que alguno debía haber.
Pero bueno, pasa con casi todo. Todos entendemos de economía, todos entendemos de cine, todos entendemos de ciencia, todos entendemos de literatura, todos entendemos de todo. Y no he nombrado la política y, por supuesto, el fútbol porque se da por supuestísimo que todos tenemos una dilatada experiencia dirigiendo países y todos hemos ganado Mundiales y Champions varias tanto como jugadores como de entrenadores.
¿Que la opinión es libre? Pues claro, faltaría más. Pero si fuéramos, yo el primero, un poquito conscientes de nuestros límites tampoco pasaría nada. Dicho de otra manera, una cosa es ponerse a opinar sobre fútbol y otra ponerse a discutir con Stephen Hawking sobre física cuántica y agujeros negros. ¿Tú lo harías? Yo tampoco, pero hay gente que, se ve, no tendría mayor problema ni le produciría mayor rubor.

LeandroAguirre©2015

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