Diez segundos

Hay veces que hay parase diez segundos a pensar las cosas, por muy irrefutables que nos parezcan en un principio. Por ejemplo, ayer volvieron a repetirme por enésima vez un argumento que, si me dieran 10 euros por cada vez que lo he escuchado, no sería millonario pero viviría mucho más holgadamente. O al menos tendría una tele decente, y no la cosa que tengo ahora.
La frase es la siguiente: “Somos la única especie que bebe leche después de la lactancia”. Los que te la dicen —os informo por si no la habíais oído antes— te la sueltan para corroborar su teoría de que ingerir leche no solo es nocivo para nuestra salud sino que además es antinatural.
La sentencia es irrebatible, sin ninguna duda. Pero con un pero. Y el pero es que si, como decía, te paras diez segundos a pensar en ello, te percatas de que, aparte de ser los únicos mamíferos que bebemos leche después de la lactancia, también tenemos otra característica que nos diferencia del resto de especies: que somos los únicos que podemos y sabemos ordeñar a otros animales. Un detallito sin importancia, si queréis, pero ahí está.
Dicho de otra manera: ponedle a un gato o a un perro un plato de leche, y a ver si se lo zampa o no se lo zampa. Es más: desde aquí y públicamente me comprometo a devolver íntegramente el importe que os ha costado leer este artículo si tal cosa no sucede. El tiempo no, lo siento: el tiempo de vuestra vida que habéis desperdiciado lastimosamente leyendo esto no os lo puedo devolver.
¿Significa eso que los que piensan que beber leche de adulto es nocivo y antinatural no tienen razón? No: significa que los que piensan que beber leche de adulto es nocivo y antinatural deberían buscarse otro argumento, porque el que utilizan actualmente es un argumento de mierda que, repito, se desmonta en diez segundos de pensar sobre ello. Sin más.
Y me voy a beber el tercer café con leche del día, que, no sé por qué, pero me ha entrado el gusanillo. ‘Ta lueeego...

LeandroAguirre©2014