De propina

En lo que respecta al apasionante mundo de las propinas estoy, lo reconozco, rozando la bipolaridad, si es que no la he alcanzado ya hace tiempo. Por un lado soy un tipo que, por costumbre, porque se lo veía hacer a mi padre de pequeñito o por lo que sea, suelo dejar propina en los sitios en los que se suele dejar propina. Me tienen que servir mierda o tratarme como el culo para que yo no deje propina en un bar, por decir algo.
Pero por otro lado, y filosóficamente hablando, en realidad estoy de acuerdo con los que no dejan propina. Por dos motivos principalmente. Primero, porque en la mayoría de la multitud de trabajos que he realizado en mi vida a mí nadie me ha dado propina. Tan solo cuando he trabajado en algún bar o cuando era cartero he recibido algo, pero he realizado como unos treinta trabajos más y en ninguno de ellos nadie me ha dado un chavo de más. Más bien al contrario.
Pero segundo, y sobre todo, por la arbitrariedad del tema. Es decir: ¿por qué a los camareros sí y a los empleados de tienda no?; ¿por qué al que te trae la pizza sí y al que te instala el internet no?; ¿por qué al taxista sí y al conductor del bus no?; ¿por qué a un acomodador de cine sí y a un cajero de supermercado no? ¿Cobra mucho más la gente en las tiendas que en los bares?; ¿en los bares te sirven y en las tiendas no?; ¿es más importante tomarse un café que comprar patatas o algo?
Y si así a pelo ya es arbitrario, si pormenorizas ya es un poco ridículo. Porque, por ejemplo, le damos propina a alguien que tarda 30 segundos en servirnos un café, y sin embargo no le damos ni un duro a alguien que se tira media hora con nosotros para ayudarnos a elegir unos zapatos. Puede que haya gente que le vea la lógica, pero, particularmente, yo no se la encuentro. Y ya que las propinas sean obligatorias como en algunos países, me parece directamente un atraco a ley armada.
Y dicho esto, seguiré dejando propinas. Qué pasa... Ya he dicho que en este tema estoy rozando la bipolaridad, no sé qué esperabais.

LeandroAguirre©2014