JUAN

Ayer se murió mi amigo Juan. Os podría explicar lo buena gente que era que lo era, de los mejores o que ha sido una de las personas que ha valido la pena conocer en esta vida que, indudablemente, lo ha sido, pero a Juan no le gustaría. Me diría: “Déjate de mariconadas, merluzo”, o algo parecido. Y con razón, qué coño.
Por lo que me quedo con aquel concierto de AC/DC en el Olímpico cuando todavía éramos razonablemente jóvenes y aún teníamos una cantidad de cabello razonable que peinar (bueno, Juan ya no tenía demasiado pelo entonces, je je...). O con cuando asomaba la cabeza por mi primera cueva en las montañas para, que nadie se escandalice ni se tire de los pelos ni nada, fumarse un porrillo conmigo. O con que siempre tenía una sonrisa disponible y jamás tenía un ‘no’ como respuesta. O con sus entrañables piropos con los que siempre finalizaba las frases, en plan ‘cabrón’, ‘mariconazo’ o ‘mamona’, siguiendo siempre, como habréis podido comprobar, las pautas poéticas marcadas por Gustavo Adolfo Becquer. O con que su Atleti le ha regalado la Liga antes de que se marchara. Cosas así.
No. A Juan no le gustaría un carajo que me pusiera a decir ñoñadas sobre él, aunque, entre nosotros, se las merecería. Así que ahora, cuando debe estar haciendo su último traslado desde Cartagena a Valladolid, lo único que me parece lógico y coherente es poner, aunque ya no tenga melena que menear al viento, el ‘You shook me all night long’ de los AC/DC a todo trapo y, aunque ya no tenga los pulmones para tirar cohetes, fumarme un porro a su salud. Y eso es exactamente lo que voy a hacer.
Yo qué sé... Buen viaje, merluzo.

 

LeandroAguirre©2014

TODOS LOS ARTÍCULOS

 

 

SECCIONES ACTIVAS

SECCIONES FINALIZADAS

OTROS