SUPERECOLOGICOISTICUESPIALIDOSO

Hay gente que tiene un concepto de lo ecológico un poco especial. O igual soy yo, no sé. Por ejemplo, me topé el otro día con una web de productos ecológicos que ofrecía online verduras, hortalizas, fruta, embutido y unas cuantas cosas más. Todo, repito, súper ecológico y tal.
Me adentré en el apartado de ‘Productores’ y observé que éstos estaban, más o menos, como mucho a unos cien kilómetros a la redonda de donde yo vivo ahora. No demasiado. Pero, claro, cuando vendes por internet puedes vender a cualquier lugar del país, del continente, del planeta, e incluso más allá. Es decir: que si a un tipo ecológico a más no poder que vive en Bruselas se le antojan un par de lechugas altamente ecológicas cultivadas en Murcia, el par de lechugas en cuestión se irán en una ecológica furgoneta desde el huerto hasta el transportista, éste las llevará en un ecológico camión hasta el aeropuerto, donde un insuperable ecológicamente hablando, por supuesto avión las llevará soltando queroseno por el aire durante miles de kilómetros hasta Bruselas, para que, nuevamente, otro ecológico camión las conduzca hacia la agencia de transportes belga y otra ecológica furgoneta las deposite finalmente en manos de nuestro ecológico y concienciado cliente. Todo tan y tan ecológico que dan ganas de ponerse a llorar de pura catarsis ecológica.
A ver... ¿Que, por decir algo, las patatas ecológicas gallegas están cojonudas? Pues cómpralas, no te abstengas, pero no te engañes pensando que le estás haciendo un bien al planeta a no ser que seas de la comarca en donde se producen las patatas. Si los productos ecológicos no son de proximidad, dejan de ser ecológicos, así de simple. Y si pueden ser de tu pueblo en vez de del pueblo de al lado, mejor. Porque es que ya hace tiempo que las cosas no se transportan en carretas tiradas por burros, aunque algunos, en su ecologismo, no reparen en ello.

 

LeandroAguirre©2014

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