EMILIANO ZAPATA

NOMBRE: Emiliano Zapata Salazar.

ÉPOCA: Una en la que le pegabas una patada a una piedra y las piedras te montaban una revolución.

CURRÍCULUM: Este mexicano de origen campesino y humilde fue uno de los grandes revolucionarios del continente americano. Tras un breve paso por el ejército por motivos que luego explicaré, Zapata se involucró en asociaciones de defensa de la tierra que reivindicaban, más o menos, que la tierra para el que la trabaja y no para los latifundistas que habían hecho de México su cortijo particular. Y, de protestar de manera más o menos tranquila, Zapata y los suyos pasaron a protestar gritando más y, sobre todo, utilizando armas, lo que llevaba el enfrentamiento a otro nivel.
Zapata fue considerado un rebelde tanto por el régimen de Porfirio Díaz como por los de sus sucesores, a los que Zapata había ayudado a obtener el poder, así que el ejército zapatista se echó al monte para combatir al ejército estatal y acabó controlando varios estados mexicanos, llegando incluso a entrar triunfante en Ciudad de México junto a Pancho Villa.
Pero, a pesar de grandes acuerdos que parecían arreglarlo todo, la guerra civil en México continuó y, finalmente, los enemigos de Zapata le prepararon una encerrona que, supuestamente, acabó con su vida. Y, como sabe todo el mundo menos los que mandan, no hay como matar a alguien prematuramente para convertirlo en un héroe y un símbolo, que es en lo que se convirtió Emiliano Zapata. De los que le asesinaron, en cambio, no se acuerda nadie y nunca saldrán en la Infrahistoria. Se siente.

MOMENTAZOS:
–Pinche macho.
Parece ser que a Emiliano Zapata había una cosa que le gustaba más que eso de reclamar tierras y pegar tiros: las mujeres. Que era un pinche macho muy macho, vamos. De hecho, en su juventud acabó en el ejército huyendo de la justicia porque se ve que, en un acto de calentura, había raptado a una chica que le hacía tilín. Pero no os asustéis por el término rapto, porque parece ser que ella muy en desacuerdo tampoco estaba. Me refiero que, a pesar de la denuncia del padre de la muchacha, acabaron juntos y teniendo hijos. Bueno, con ella y con, dicen, la mitad de mujeres mexicanas, porque son innumerables los matrimonios, relaciones e hijos que a Zapata se le atribuyen. Y eso que se pasaba la vida por ahí de revolución en revolución, que si hubiera tenido tiempo para ponerse a cortejar damas no sé lo que hubiera pasado.
–La bala mágica. Como no podía ser de otra forma, la muerte de Zapata es épica y de película. Uno de sus enemigos, Jesús Guajardo, le hizo creer, a lo Luca Brassi, que estaba descontento con su jefe y que quería unirse a él. Zapata, que no había llegado donde había llegado por creerse al primero que pasaba por allí, le pidió pruebas de lo que le decía, así que, ni corto ni perezoso, el otro tipo hizo fusilar a cincuenta soldados del ejército gubernamental. Como prueba no estaba mal, admitámoslo, así que Zapata se fió de él.
Pero esos cincuenta muertos sólo eran daños colaterales, porque, en una reunión trampa, Zapata fue abatido junto a parte de su ejército en el patio de una hacienda allá en Morelos. O ésa al menos es la versión oficial, pues ciertas leyendas explican que Zapata sería lo que fuese pero no era gilipollas y envió allí a un tipo que se le parecía mucho y él huyó para envejecer tranquilamente en algún otro lugar. ¿Cuál es la verdad? Sólo Zapata y alguno más lo sabe, pero teniendo en cuenta lo mentiroso-compulsivos que suelen ser los gobiernos de cualquier parte del globo terráqueo, la probabilidad de que Zapata muriera en la finca Chinameca es igual de creíble que lo de Lee Harvey Osvald y la bala mágica de Kennedy. Poco más o menos.

EPÍLOGO: Viva Zapata, claro.

LeandroAguirre©2013 (revisión 14/10/2015)

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