NOMBRE: Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Iósif Stalin.
ÉPOCA: Una en la que para dirigir un país tenías que ser un demente peligroso.
CURRÍCULUM: Lo primero: ¿por qué no ha habido Infrahistoria sobre Stalin hasta ahora? Bueno, eso es porque los cerebros de los juntaletras, aparte de funcionar diferente, tienen una memoria similar a la de los peces y a veces pasan estas cosas. Lo segundo: Stalin no se llamaba Stalin, sino cómo veis allá arriba, lo que en el fondo es de agradecer, porque si en vez de tener que decir ‘estalinismo’ hubiéramos tenido que decir ‘dzhugashvilismo’ o 'vissarionovichnismo' la cosa hubiese sido para cortarse las venas de pura desesperación.
Y, bueno, Stalin... Fue el que cortó el bacalao en la Unión Soviética con mano de hierro durante treinta largos años, coincidiendo su mandato con la II Guerra Mundial, la creación del Bloque del Este y el comienzo de la Guerra Fría, que fue un invento suyo que consistía básicamente en amenazar con el holocausto nuclear a todo aquél que le rechistara. En cuanto a la Guerra Mundial, la cifra mágica que todo el mundo recuerda son los 6 millones que murieron en los campos de concentración nazis, que es obviamente algo para recordar, pero pocos citan a los 25 millones —¡25 millones!— de rusos que fallecieron durante la contienda luchando contra el ejército de Hitler, primero defendiendo territorio ruso y más tarde avanzando hasta tomar Berlín. Todo por orden de un Stalin al que, se ve, eso de la sangre ajena, aunque fuera rusa, no le impresionaba lo más mínimo.
En fin, uno de los personajes más terribles y nefastos de la historia pero sin el que, probable y paradójicamente, ahora hablaríamos todos alemán e iríamos con el brazo en alto gritando heil esto y heil aquello. Aunque, eso sí, también seríamos todos súper altos, rubios con ojos azules y guapísimos de la muerte, digámoslo todo.
MOMENTAZOS:
–‘Iron man’. Stalin, como os he dicho, no se llamaba Stalin sino que era un apodo que le habían puesto. Y, mira, al hombre le gustó y se lo quedó como apellido. ¿Qué significaba? El hombre de acero. Y, eso, que le gustó tanto que se lo quedó en propiedad. No sé... Si otros grandes nombres de la historia hubieran hecho lo mismo hubiese sido un poco raro. Por ejemplo, ahora en vez de ser famoso el típico “Heil, Hitler!”, quizás conoceríamos el típico “Heil, Hijodelagranputa!”, que sería mucho más descriptivo pero que le quitaría bastante glamur al asunto.
–Psicopatía. Con Stalin se estaba de acuerdo sí o sí, porque de otra forma sólo podían suceder dos cosas: una, que te matara; y dos, que te enviara a la idílica Siberia hasta que literalmente reventaras y te murieras. Además, no os creáis que era necesario participar en una conspiración para matar a Stalin o algo así para que eso sucediera: sólo había que discutirle un fuera de juego en un partido de fútbol entre solteros contra casados para que te matara a ti y a toda tu familia por alta traición. ¿Un psicópata? Nooo, qué vaaa; Stalin, simplemente.
–La momia. La muerte de Stalin tiene sus puntos curiosos. Todo empieza cuando a los setenta años su salud empieza a fallar y su médico le recomienda reposo y medicación. ¿Qué hace Stalin? Despide a su médico, lo que sólo demuestra la debilidad del dictador, que en otros tiempos lo hubiera hecho ejecutar directamente. En fin, que la salud de Stalin se va deteriorando se va deteriorando hasta que, al par de años más o menos, una mañana se va a su habitación porque se encuentra mal y no sale en todo el día. Fijaos la mala leche que debía tener Stalin, que sus subordinados, aun temiendo que le pudiera haber pasado algo, no se atreven a entrar en la habitación del jefe hasta el día siguiente, cuando se lo encuentra tirado en el suelo con una apoplejía. A los pocos días, Stalin fallecía.
El cadáver fue momificado y colocado junto a la momia de Lenin, pero en los sesentas Jruchev realizó una “desestalinización” en la URSS y colocó el cadáver en un lugar más discreto del Kremlin. ¿En las cloacas? No, la desestalinización no llegó a tanto.
EPÍLOGO: Mucho ruso en Rusia.
