REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

ACONTECIMIENTO: Revolución Industrial.

ÉPOCA: Una en la que un día te creías rico por poseer cien bueyes y al día siguiente te los tenías que comer con patatas. Literalmente.

CRONOLOGÍA: La Revolución Industrial fue indudablemente el gran cambio colectivo que había sufrido la humanidad hasta ese momento desde que los señores del Neolítico se habían puesto a cultivar y a pastorear. De tener que arar los campos con bueyes y mulas se pasó a ararlo con máquinas. En lugar que tejer a mano las máquinas tejían casi solas y mucho más rápido. Los viajes que duraban semanas o meses ahora duraban días gracias a que los flamantes coches, barcos o trenes iban mucho más veloces que los carruajes de caballos o los veleros, por no hablar de los que viajaban en burro o andando. Los comerciantes y empresarios que antes no podían vender más que a cuatro yardas a la redonda ahora podían vender y comprar en casi cualquier lugar del mundo. Y así con todo. Con lo que, se puede imaginar, los cambios de la sociedad de la época iban igual de rápido que los tiempos, y con ellos nacieron no sólo nuevos oficios sino también nuevas clases sociales que acabaron con los privilegios y en algunos casos con la existencia de otras que llevaban siglos haciendo y deshaciendo a su antojo.
Ahora nos hemos acostumbrado a que cada cinco minutos descubran nuevos ingenios en ingeniería genética, nanotecnología o cibernética y que los ordenadores se queden desfasados a los dos segundos de salir de fábrica, pero nunca hasta la Revolución Industrial había cambiado el mundo en tan solo un siglo como lo hizo entonces. ¿Fue todo para bien?; ¿ha sido todo un desastre? Bueno, si el ser humano se acaba cargando a la propia humanidad como tiene toda la pinta, pues habrá sido un desastre, evidentemente; pero de momento, yo eso de agarrar un avión y poder plantarme en Ámsterdam o Londres en hora y pico me parece fantástico, y que hayan inventado la anestesia lo agradezco enormemente, las cosas como son.

MOMENTAZOS:
–Vapor.
El primer gran arreón de la Revolución Industrial sucedió en tan solo un año, en el que nacieron la primera máquina de hilar y el primer motor a vapor. Y, claro, la máquina de hilar sólo tenía una utilidad, que era hilar más rápido y puede que hasta mejor, pero lo del motor a vapor tenía muchas más posibilidades y disparó la imaginación de muchos tanto en producción como en transporte. Nació por ejemplo a los pocos años el barco a vapor, que hizo que la navegación a vela quedara como un reducto para románticos. Y es que entre llegar a América en unos días o llegar en unos meses hay evidentes ventajas, pero por otro lado se perdió aquello tan bonito de gritar “¡Tierra a la vista!”, o de que los mensajeros perdieran la vida tras correr 42 kilómetros y esas cosas. Todo no puede ser.
–¡Chu, chuuu! Y del barco de vapor se pasó al tren, que era algo que, aparte de un motor de vapor, necesitaba unas vías sobre las que circular y otra serie de cosas. Así que podéis imaginar que en el momento de construir la red del ferrocarril británico fue cuando nació la frase ésa de “quien no trabaja es porque no quiere”. Porque entre los que tenían que forjar las vía, los que tenían que colocarlas, los que tenían que hacer túneles y allanar terrenos, los que tenían que construir las locomotoras y convoyes y los que tenían que hacer los interiores, realmente quien no trabajaba era porque no quería. Igualico que ahora, oye.
–¡Brum, bruuum! Y ya el novamás fue cuando, años después, el Sr. Benz, don Carl, inventó el motor de combustión interna, que fue la leche para el transporte y la movilidad, pero que ha sido un desastre para el pobre planeta Tierra, al que han dejado en un siglo más seco de reservas fósiles que de sentido común, que ya es decir. En fin... Habrá que volver al vapor. Ay, no, que también nos estamos quedando sin agua... Pues yo qué sé... Yo soy infrahistoriador, no infracientífico, qué queréis que os diga. Que inventen ellos.
–¡A las barricadas! También cambió notablemente la organización social, pues nacieron en las ciudades nuevas clases sociales como la burguesía y el proletariado, lo que a la postre marcaría decisivamente la trayectoria del siglo XX cuando, sobre todo a estos últimos, les dio por organizarse y comenzar a reclamar derechos sociales, dando paso posteriormente al socialismo, el comunismo y tal y cual. El resultado de todo ello es que los ricos siguen siendo ricos y los pringados continuamos siendo unos pringados, así que quizás han sido demasiadas alforjas para tan poco viaje. Pero no seamos injustos, porque antes los empresarios podían hacer trabajar a la gente quince horas al día y ahora... Ejem... Bueno, antes podían echar a los trabajadores cuando querían y ahora... Mmm... Antes podían pagar la miseria que querían y ahora... Coño, no es hayan sido demasiadas alforjas, es que no ha habido viaje, directamente.

EPÍLOGO: Chucu chucu chucu chucu chucu...

LeandroAguirre©2014 (revisión 17/06/2015)

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