EDAD DE PIEDRA

ACONTECIMIENTO: Edad de Piedra.

ÉPOCA: Una en la que la higiene no era una de las prioridades del ser humano. Bueno, ahora aún hay muchos que no le dedican demasiada atención, pero es que lo de entonces era ya pasarse.

CRONOLOGÍA: La Edad de Piedra va, día arriba día abajo, desde que nos bajamos de los árboles hasta que comenzamos a usar el metal para fabricar armas y poder matarnos entre nosotros con más facilidad. En realidad se le llama Edad de Piedra como se le podía haber llamado Edad del Hueso o Edad de la Madera, porque lo que la caracteriza es que el hombre empieza a dominar ciertos materiales y ciertas fuerzas de la naturaleza como el fuego. Aunque es cierto que en la moda de la época estaba muy presente la piedra: hachas, lanzas, cuchillos, arpones, katanas, puños americanos… Todo hecho con las mejores de las intenciones, como se puede comprobar. Y es que eso de matar y hacer daño al ser humano le ha atraído muchísimo desde el principio de los tiempos, para qué vamos a negarlo.
Ésta es la era también en la que los humanos empiezan a reunirse en grupos y la de la expansión del hombre por todo el planeta, que es lo peor que le ha pasado al planeta desde que, hace millones de años ya, es planeta. Y es que, claro, una cosa es un humano contra un mamut o un león a pecho descubierto, y otra con lanzas y hachas. Desde entonces no hay bicho que, por propia voluntad, se acerque a un humano más allá de lo estrictamente necesario. Y no seré yo el que les culpe, desde luego.

MOMENTAZOS:
–Rueda.
Quizás el segundo gran invento de la humanidad después del indiscutible número 1, que es, por supuesto, el palillo. Sin la rueda, desde luego, la vida sería completamente diferente. No sé… El aterrizaje de los aviones sería una ruleta rusa, los monopatines serían un simple cacho de madera, el Papamóvil debería cambiar de nombre porque sería cualquier cosa menos móvil, no existiría el carril bici sino el carril bici estática, y Fernando Alonso trabajaría más que probablemente en la mina. Claro que el que hubiera tenido una vida diferente hubiera sido el inventor de la rueda si hubiese hecho lo que correspondía y la hubiera patentado. Y es que hay gente que es genial para unas cosas pero para otras no tiene cabeza, en serio.
–Arios. Se siente por los de la superioridad la raza aria, los que queman cruces y todo ese tipo de gente, pero he de informarles que todos ellos provienen de África. Que son descendientes de negros, vamos. La pregunta es: ¿qué pasó para que se fueran destiñendo o cambiando de color según el lugar en el que se afincaran? No tengo ni puñetera idea, oye. La verdad es que pones juntos a, por decir algo, un chino, un árabe y un sueco y cuesta creer que provengan de la misma pareja de negros primigenia, pero es así. Lo dice la ciencia y punto, que a todo le encontráis pegas, hombre.
–Hey. El legado cultural de la edad de piedra no es que sea como para tirar cohetes, la verdad, pero es entendible porque eran una gente lo suficientemente ocupada en perseguir y ser perseguidos por todo tipo de animales salvajes con la peor de las intenciones. Pero aun así han sobrevivido sobre todo algunas pinturas rupestres por aquí y por allá. Muy célebres por ejemplo las pinturas de las Cuevas de Altamira, la llamada Capilla Sixtina de la Edad de Piedra. Que habría que ver cómo se tomaría Miguel Ángel la comparación, pero bueno. En cuanto a cine, música y demás, lo único que nos ha llegado son algunas cosas de Julio Iglesias, así que no se puede ser muy elogioso en ese aspecto.
–De pelo en pecho. Se estilaba mucho en aquella época que los hombres arrastraran a las mujeres por el suelo sujetándolas por el pelo. Muy garrulos, sí. La duda es: en las parejas homosexuales de la prehistoria, ¿quién arrastraba a quién? ¿Habían ya lesbianas camionero o gays oso?; ¿se lo turnaban? Se le ha preguntado a Julio Iglesias pero, claro, hace mucho tiempo ya y dice que no lo recuerda bien. Lo que, sin embargo, parece que no tiene problemas en recordar es que fueron más de dos mil mujeres las que arrastró por el pelo durante aquella época. No quedan apenas testigos de esos tiempos, así que habrá que creerle.

EPÍLOGO: Estaría bien poder decir que qué burros eran los prehistóricos y que qué suerte lo mucho que hemos evolucionado, pero en esta sección no se quiere engañar a nadie. Un carajo, hemos cambiado.

LeandroAguirre©2013 (revisión 06/05/2015)

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