PEREJIL

ACONTECIMIENTO: (?) de Perejil.

ÉPOCA: Una en la que los gobernantes del mundo se creían John Wayne en el salvaje oeste.

CRONOLOGÍA: Lo sé: que aparezca este conflicto en la Infrahistoria antes que, por ejemplo, las dos guerras mundiales no es demasiado serio. Pero es que, no sé, me apetecía algo ligero y gracioso, y lo de Perejil otra cosa no pero gracioso lo es un rato. Además, quien quiera seriedad que busque en la Enciclopedia Británica o en el Libro Gordo de Petete, porque éste no es el mejor lugar.
Gran dilema, para comenzar, el que se presenta para calificar lo que pasó en ese pedrusco que hay entre España y Marruecos. Guerra es una palabra demasiado gorda para utilizarla para la gilipollez que allí sucedió, así que queda descartada. La Wikipedia lo titula como 'Incidente de la isla de Perejil', pero después utiliza términos como 'ocupación', 'operación', o 'desalojo'. Yo os lo explico y vosotros le ponéis la palabra que os apetetezca. La mía es: soberanaestupidez.
La cuestión es que unos marinos marroquís, se desconoce si enviados por su gobierno o a su libre albedrío después de una noche de fiesta, desembarcaron en Perejil —a la que generosamente se considera una isla y no una puta roca en medio del mar, que es lo que es— e izaron allí dos banderas del Reino de Marruecos. ¿Por qué dos? Repetimos que se desconoce si venían o no de marcha, así que no le pidamos sentido común a esta historia.
Llegaron entonces cuatro tipos de la Guardia Civil en una Zodiac —es que ni Berlanga lo hubiera hecho mejor, en serio— y les dijeron que largo, que aquel local tenía reservado el derecho de admisión y se tenía que ser español para poder entrar. Pero, claro, los unos llevaban AK-44s y los otros pistolitas de Comansi, así que los picoletos, en un acto que les honra, salieron por piernas a avisar a sus primos de Zumosol. A la Armada, vamos. Tras unos días de disputas ridículas en plan "la pelota es mía y tú no juegas", al final el primo de Zumosol fue hasta Perejil y los marroquís —que serían lo que queráis, pero no suicidas— entregaron sus Aks y todos se fueron para casita. Y ya está. Totalmente chorra, efectivamente.

MOMENTAZOS:
–El reconquistador.
Tras poner los pies en la mesita de café de Bush y sentirse un master del universo universal en las Azores, lo que le faltaba a Aznar para amar todavía más a Aznar era sentirse Fernando el Católico reconquistando España contra el Moro. Bueno, esa es la versión políticamente correcta del asunto. La políticamente incorrecta es la que dice que, en realidad, Aznar lo que se sintió fue la reina Isabel, aunque creo que eso ya es malmeter por malmeter. Mucha mala fe es lo que hay, sí.
–Diálogos. Si lo tuviera o tuviese, pagaría mucho dinero por escuchar ciertos diálogos de este asunto. La conversación, por ejemplo, entre los marinos marroquís y los guardias civiles que llegaron en la Zodiac tenía que ser para oírla, de verdad. Es como si lo viera: "Háganme el favor de desalojarme esta isla de mierda. Y rapidito". Y los otros: "Puto pedrusco es de Marruecos, paisa". Y los unos otra vez: "¡A ver, documentación!". Y así. O el diálogo entre los de la Armada y aquellos cuatro colgados cuando llegaron para desalojar aquel piedro okupado. Por no hablar de las conversaciones en las altas instancias que, quiero recordar, por parte española llevó Ana Palacio, una señora que, recuerdo de nuevo, era incapaz de construir del tirón una frase simple de sujeto, verbo y predicado, que para ella hubiera sido 'perdicarpio' o algo así. Pa' oírlo también.
–Operación Nombre. En esta historia tiene poco glamur hasta el nombre de la operación de desalojo: 'Operación Romeo-Sierra'. No 'Operación Trueno del Desierto' o, al menos, 'Operación Rica Rica con Fundamento' o algo así, no. Operación Romeo-Sierra, que debían ser los apellidos del general al mando o de la suegra del general al mando, porque de otra forma no se entiende nombre tan poco comercial. Y es que en lo de Perejil —que ya el nombre del lugar tiene, con perdón para los perejilenses si es que existen, mucha guasa— la épica brilla por su ausencia hasta en la terminología. Un cero en imaginación. ¡Fue-ra, fue-ra…!

EPÍLOGO: Muy ridículo todo, indudablemente.

LeandroAguirre©2013 (revisión 06/05/2015)

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