JUANA DE ARCO

NOMBRE: Juana de Arco.

ÉPOCA: Una en la que había que ir con mucho cuidado porque a la que estornudabas a un volumen más alto del permitido te quemaban en la hoguera. O por menos.

CURRÍCULUM: Militar, santa, mártir y, en sus ratos libres, que eran pocos, virgen, Juana de Arco es la heroína francesa por excelencia. De manera similar al niño de El sexto sentido, que en ocasiones veía muertos, la buena de Juana empezó a los trece años a escuchar voces, con la diferencia de que que Juana las oía en repetidísimas ocasiones. Y no escuchaba las voces de cualquiera, no: escuchaba la voz de Dios, de la Virgen y de las más variopintas santas. Por todo lo grande, oigan. ¿Y qué le decía Dios a Juana cuando mantenían sus amenas charlas? Pues que ella conduciría al ejército francés de Carlos VII hacia la victoria contra los británicos. Que choca un poco ver a Dios preocupado por situaciones tan mundanas, pero está claro que en algo se tiene que entretener, pobre.
Lo cachondo del asunto es que, efectivamente, Juana acabó –no se sabe si materialmente o como motivadora– conduciendo al ejército a la toma de Orleans y otras victorias militares cuando tenía de 17 a 19 años. Pero Dios, que tiene un sentido del humor algo peculiar –como se puede observar con Job, Isaac o con su propio hijo– le tenía reservado como premio a Juana un final bastante desagradable: la muerte en la hoguera. Porque, tras un juicio que haría palidecer por aprendices a los jueces de las Pussy Riot, Juana fue condenada a muerte por hereje y un montón de cosas bonitas más. Que aquí la fama se la llevó la Inquisición Española, que evidentemente era infame, pero que en otros lugares tampoco se andaban con chiquitas, como se puede comprobar.
Y eso: que un día en Ruan a Juana la prepararon a la brasa ante el júbilo de la población, que, en aquella época, en contadas ocasiones podía siquiera oler el aroma a carne cocinándose si no era en una ejecución pública.

MOMENTAZOS:
–¿Dónde está el rey?
El episodio probablemente más célebre de Juana de Arco fue aquél en el que el rey decide jugar al escondite y Juana lo encuentra. Resulta que, como Juana se presentaba en los sitios por orden directa de Dios, el rey decidió vestirse como un súbdito y camuflarse entre sus ídems y vestir a otro ídem de rey. Si realmente Juana venía enviada por Dios, sabría quién era el verdadero rey. Lo que no se esperaba Carlos VII es que, finalmente, Juana supiera quién era el rey a pesar de ir vestido vulgarmente. Carlos, entonces, decidió, totalmente acojonado con aquella niña, conceder la audiencia en privado que aquella mocosa le solicitaba. Cualquiera le decía que no, claro, que lo mismo hacía que te partiera por la mitad un rayo o algo. Con alguien como Juana, igual que con la ouija o la magia negra, mejor no jugar aunque no se crea.
–Carlos VII. Hablando de Carlos VII, muy triste y saborío su papel en la muerte de Juana, que fue exactamente ninguno. Que después de los servicios prestados no hiciera ni el gesto de ir a ayudar aunque sólo fuera para poder decir que lo había intentado, es bastante miserable y lamentable, en serio. Porque, además, ¿de qué iba yo a saber que existió un tal Carlos VII de no ser por Juana de Arco, tontaina? Qué tipo más rastrero, en serio.
–El debate. Se discute mucho sobre si Juana fue realmente, y a pesar de su corta edad, una gran estratega militar o simplemente fue la mejor cheer-leader de todos los tiempos y elevó la moral del ejército francés hasta límites insospechados. A ver, lo de la edad no quiere decir nada. Como ya hemos visto en otros capítulos, gente como Hitler, por no hablar de Franco, eran, a pesar de ser ya granaditos, estrategas como mínimo discutibles. Me refiero a que igual Juana tenía un don, quién sabe. O quizá era el propio Dios el que le dictaba las estrategias, que desde arriba todo se debe ver mejor.
En cuanto a los que afirman que era una animadora como no ha habido otra, juega a su favor el hecho de que Juana prefería llevar el estandarte a llevar espada. En tal caso, habría que añadir a su ya extenso currículum lo de temeraria, porque meterte en batallas como las de aquella época con una banderita como toda arma es bastante temerario. Claro que si era Dios el que le decía lo que tenía que hacer entonces no vale, porque eso es jugar con ventaja. Así cualquiera.

EPÍLOGO: Vida corta pero intensa, cómo negarlo. No todo el mundo puede decir que ha hablado con Dios, ha liderado ejércitos, ha conquistado ciudades y ha sido hecho santo con tan solo 19 años. Lo del "vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver" llevado a la máxima expresión. Bueno, el cadáver muy bonito no quedó tras pasar por el fuego, pero ya nos entendemos. Juana sí era una punki auténtica, y no mucho 'no future' con una cresta en la cabeza que hay por ahí.

LeandroAguirre©2013 (revisión 13/08/2014)

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