IVÁN 'EL TERRIBLE'

NOMBRE: Iván IV Vasilíevich.

ÉPOCA: Una en la que en Rusia nevaba sangre.

CURRÍCULUM: Supongo que a muchos, como a mí hace diez minutos, si os hablan del zar ruso Iván IV es como si os hablaran del sistema neuronal de los cefalópodos, pero si os dicen 'Iván el Terrible' la cosa cambia, aunque sólo sea porque os suena el nombre, ¿a que sí? Evidentemente a Iván IV le llamaban 'el Terrible' por algo y por eso estoy yo aquí: para explicároslo con toda la rigurosidad y la seriedad que me caracterizan.
Pues bien… Iván fue el primer rey ruso en adoptar el título de zar, pero no es por eso por lo que es recordado. Al principio Iván era un rey, con sus matanzas y sus cosillas como todos los de la época, relativamente normal y hasta bueno. Es decir: conquistaba y exterminaba por ahí, sí, pero también cuidaba la cultura y realizó reformas políticas importantes. Pero, ah, las mujeres, se le murió la esposa, Anastasia Romanovna, y al hombre se le paró totalmente la cabeza y dejó a Juana la Loca como un modelo de persona serena, centrada y templada.
El tipo se convirtió en un psicópata dictatorial y sanguinario que no dejaba títere con cabeza y cualquiera que le llevara la contraria acababa más seco que la mojama. Cualquiera que le llevara la contraria o que, evidentemente, su mente enferma imaginara que le llevaba la contraria, claro, porque el hombre estaba como un cencerro y descubría conspiraciones hasta debajo de las piedras. Fijaos si estaba mal, que hasta llegó a cargarse a su hijo en un arrebato porque encontró la sopa sosa o vete a saber qué. En fin… Al final se murió, claro. Afortunadamente, porque sino no hubiera dejado ni un ruso en pie, el amigo.

MOMENTAZOS:
–Dr. No.
Los archienemigos de Iván el Terrible fueron los boyardos, unos nobles terratenientes eslavos que, se ve, no dejaban de tocarle lo que no suena. Y si antes de que se le girara la cabeza ya se había pulido unos cuantos, cuando ya se trastocó del todo fue a por ellos sin piedad y, literalmente, a degüello. Oye, mira, 007 tenía al Dr. No, Felipe González tenía a Aznar e Iván tenía a los boyardos. Que, la verdad, con ese nombre quizás sí que merecían morir.
–Siberia. Tan mal tenía la cabeza el zar al final de su vida que fue y conquistó Siberia. Que dices: ¿para qué, si allí no había nada? Pero no fue una inversión en balde porque unos siglos después los soviéticos le sacaron partido utilizándolo de gigantesca cárcel para disidentes. Y es que no hay que tirar nada, que, por más inútil que pueda parecer, siempre se le puede sacar alguna utilidad.
–Mercurio. Algunas teorías apuntan a que no fue la muerte de su señora lo que trastocó a Iván IV, sino la sífilis. Bueno, más que la sífilis en sí, el mercurio que se prescribía en esa época para tratar la sífilis. Y es que en todas las épocas nos fiamos de los médicos a ciegas, cuando la experiencia nos dice que, observándolo con perspectiva, no tendríamos por qué fiarnos en absoluto. Mercurio, sangrías, sanguijuelas… Cuando dentro de un siglo hablen del Prozac o del Nolotil habrá que ver lo que dicen.

EPÍLOGO: Un chalao con poder como ha habido tantos. ¿Un desastre para la humanidad? Indudablemente, pero admitamos que, sin ellos, la Infrahistoria hubiese sido muy diferente, por no decir un coñazo. Más, me refiero.

LeandroAguirre©2013 (revisión 28/01/2015)

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