LA GUERRA FRÍA

ACONTECIMIENTO: Guerra Fría.

ÉPOCA: Una que, en realidad, nunca se ha acabado del todo.

CRONOLOGÍA: Se le denomina Guerra Fría al periodo que va más o menos desde el final de la II Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín, aunque tanto el término como el tiempo podrían ser más que discutibles.
La cosa iba de la siguiente manera: por un lado estaban los yanquis y aliados con un arsenal nuclear como para volar el planeta Tierra 1.000.000.000 de veces, y por el otro estaban los soviéticos y compis con capacidad para hacer explotar el planeta 1.000.000.001 veces. ¿Qué pasaba entonces? Que era un continuo sinvivir de amenazas y contraamenazas. Así, un día los rusos avisaban a los americanos que no se pasaran ni un pelo o iban a dejar Nueva York como un solar, y al siguiente los estadounidenses respondían que como oyeran respirar a alguien más fuerte de lo habitual Siberia iba a parecer superpoblado como Nueva Delhi en comparación a Moscú y Leningrado. Y así continuamente. Agotador.
En realidad no es cierto que fuera una guerra fría e incruenta. Que los rusos y los yanquis no llegaran a lanzarse misiles entre ellos no significa que no sucediera nada. Lo que pasa es que, como suele suceder, los saraos los montaban en otros lugares como Corea, África en pleno, Vietnam o Afganistán, ya que siempre hay que dar menos explicaciones si los muertos son unos señores de un lugar que no se sabe situar en el mapa que si son de Chicago o Minsk.
La cuestión es que, finalmente, después de unas cuantas décadas de acojonarse mutuamente y de, sobre todo, tener acojonado al mundo en pleno, la Guerra Fría finalizó cuando Gorbachov introdujo medidas aperturistas en el régimen comunista y, sin saber ni cómo, el conglomerado soviético se vino abajo en, literalmente, cuatro días. ¿Vive el mundo más tranquilo desde entonces? Uuuy, sí, mucho más, donde va usted a parar. Te miras Siria, Palestina, Egipto, Irak o Corea del Norte, por nombrar unos pocos territorios, y te transmite todo una sensación de paz y tranquilidad que no se puede aguantar. Hay días en los que prácticamente levito de puro nirvana existencial, en serio.

MOMENTAZOS:
–Cuba libre.
El momento cumbre y más cinematográfico de la Guerra Fría fue la crisis de los misiles en Cuba, se supone que el momento en el que todo ha estado más a punto de irse al carajo. El asunto duró poco más de una semana, pero fue una semana en la que medio mundo contuvo la respiración, lo que, por supuesto, supone un Récord Guiness tanto en tiempo como en cantidad de gente que aún no ha sido igualado.
Fidel Castro, tras hacerse con el poder en Cuba, se hizo amiguito de los soviéticos. Y tan amiguito se hizo que les permitió instalar unas cuantas bases de misiles de nada en territorio cubano. Pero, claro, a Kennedy eso de tener a diez metros de Miami un porrón de misiles apuntando a sus cabezas no le entusiasmaba en demasía, así que amenazó a la URSS con la guerra total como se les ocurriera llevar a la isla una sola pistola de agua. Y, en fin, el uno diciéndole al otro: 'Como montes un misil te vas a cagar'; el otro respondiendo que 'Si tú no quitas tus misiles de Turquía, yo pongo los míos en Cuba'; el primero replicando que 'No sé, no sé…'. Hasta que se pusieron de acuerdo, Kennedy retiró sus misiles turcos, prometió no volver a intentar, como ya había hecho antes, atacar a Cuba, y al final los habitantes del planeta pudieron descansar, aunque sólo fuera por una noche, tranquilos. Una agonía.
–007. Lo que sí hemos de agradecerle a la Guerra Fría es que nos dejara uno de los imaginarios —junto al de los romanos y el de la mafia— con más glamur de la historia: el de los espías. Eso sí era una descarga de adrenalina continua y vivir al borde de un colapso nervioso, y no cruzar una cuerda sobre el Cañón del Colorado y esas nimiedades. Esos tipos que se jugaban la vida para transportar un microfilm que contenía la lista de la compra de la mujer de no sé qué ministro de no sé qué país centroafricano no tenían precio, verdaderamente.
–'Competi'. La Guerra Fría fue el máximo exponente del 'a ver quién la tiene más grande'. Porque no sólo competían por ver quien tenía más cabezas nucleares, soldados o tanques: competían en absolutamente todo. Económicamente, espacialmente, deportivamente… Era todo bastante infantil y enfermizo, en realidad. Porque, teniendo en cuenta que el verdadero problema era que podíamos todos volar por los aires, ¿qué cojones importaba quién ganara más medallas en los Juegos Olímpicos?; ¿los más galardonados se libraban del holocausto o algo? Y es que los humanos somos ridículos hasta cuando estamos en peligro de muerte. Es triste pero es así.

EPÍLOGO: Seguimos vivos. Por ahora.

LeandroAguirre©2013 (revisión 07/11/2014)

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