CLEOPATRA

NOMBRE: Cleopatra VII de Egipto.

ÉPOCA: Una en la que la gente caminaba de perfil descoyuntándose los brazos y escribía con dibujitos. Una civilización entrañable, sin duda.

CURRÍCULUM: Para la historia sólo hay una Cleopatra, por mucho que anteriormente hubieran habido otras seis con el mismo nombre reinando en Egipto. Es la Cleopatra de las pelis, la de los libros, la de los cuadros… Es Cleopatra. Es ella.
¿Y qué hizo Cleopatra para ser tan excepcionalmente famosa tantos siglos después? Bien, pues se ve que no fue mala reina, pero no es precisamente eso lo que le hace ser recordada. Lo que le hace ser tan conocida es la vida de prensa rosa que llevó. Si el Hola y el Lecturas hubieran existido en aquella época se hubieran hecho de oro con ella, sin dudarlo. Sólo sus relaciones con Julio César y Marco Antonio hubieran dado para miles y miles de páginas. De hecho, hasta que unos siglos después Marilyn se lo hizo con los hermanos Kennedy, nadie se le había acercado a Cleopatra a años luz de distancia. Si a eso le añadimos que era reina —que ya de por sí tiene más glamur que, por no ir más lejos, ser un juntaletras—, más el glamur de su trágica y original muerte, pues lo dicho: personaje para hacer películas, óperas y lo que se tercie.
Muy famosa también la belleza de Cleopatra, pero, con todos los respetos, no es eso lo que muestran los bustos y pinturas que de la época han quedado. Se ve que su belleza residía más en su personalidad, inteligencia y capacidad de seducción que en la estricta correción de su rostro. Que no era una Barbie, vamos. Y mucho menos Elisabeth Taylor con veinte años.

MOMENTAZOS:
–Julio.
A Cleopatra le venían a hablar de política y acababa embarazada. Puede parecer que no tenga mucha relación pero es lo que le pasaba. Primero con Julio César, con quien quedó para tomar un té con pastitas para discutir unos asuntillos entre Roma y Egipto y con el que acabó casándose y teniendo un hijo: Cesáreo (que, sin ser un gran nombre, fue mucha mejor idea que llamarlo Cleopatro, sin ninguna duda). Muy melodramático también el final de su relación, porque, si recordáis, finalizó bruscamente cuando Bruto y unos amigos se cargaron a César. Más madera para el Hola.
–Marco. Y después de Julio no vino agosto, sino Marco Antonio, al que Cleopatra se presentó vestida de diosa Afrodita y con el cual, tras pasar cuatro días (ellos dijeron que discutiendo temas de estado), también se casó teniendo tres criaturas más. El final de esta relación fue más o menos como el de Romeo y Julieta: a Marco Antonio le dijeron que Cleopatra había muerto, y el tipo, antes de contrastar con otras fuentes y comprobar la vericidad de la información, se dejó caer sobre su espada y se suicidó. ¿Se suicidó entonces Cleopatra como Julieta al enterarse de la noticia? Ni de coña, aunque, de hecho, no tardó mucho. Aquí abajo os lo explico.
–Áspid. Indudablemente, la serpiente más famosa de la historia después de la que charló alegremente con Adán y Eva es la que mordió a Cleopatra quitándole la vida. Según cuenta la leyenda, Cleopatra, que tras hablar con Augusto comprobó que no era tan facilón como César y Marco Antonio, intuyó que iba a tener que cambiar su lujoso ritmo de vida por la esclavitud y ordenó precisamente a sus esclavos que le trajeran una bandeja con fruta, en el interior de la cual debían poner una áspid. Y así, se supone, es cómo finalizó la existencia de Cleopatra. Si Augusto hubiera sido un poco más débil carnalmente hablando no dudamos de que Cleopatra hubiera seguido reinando y hubiera tenido cinco hijos más con él, pero se encontró con la horma de su zapato. Una lástima, sí.

EPÍLOGO: Ni Grace Kelly, ni —que el Señor me perdone— Marilyn, ni Julieta que resucitaran: la verdadera reina de corazones fue Cleopatra. ¡Dios salve a la reina! Aunque camine de perfil con los brazos descoyuntados.

LeandroAguirre©2013 (revisión 12/11/2014)

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