JULIO CÉSAR

NOMBRE: Cayo Julio César

ÉPOCA: Pues la de los romanos, claro. Si es que vaya preguntas...

CURRÍCULUM: Julio César fue un militar que, como le ha pasado a múltiples militares durante la historia, se vio atraído por la política y el poder. Lo que pasa es que, curiosamente, parece que éste tenía un mínimo de materia gris y la cosa no le salió mal del todo. Por decirlo de otra forma, digamos que no era precisamente Tejero.
César, que como buen militar se pasó toda su vida batallita por aquí y batallita por allá, acabó finalmente consiguiendo el poder de Roma, algo que logró por la vía diplomática. Es decir, que cuando aparecía alguien que le llevaba la contraria, César, muy diplomáticamente, lo mataba.
Nombrado ya mandamás de los mandamases, el gobierno de Julio César se ve que no estuvo mal del todo. Nos referimos a que, entre invasión e invasión y entre cargarse opositores y cargarse opositores, el bueno de Julio (hay confianza, sí) encontró tiempo para hacer acueductos, escuelas, campos de golf, spas, rotondas y esas cosas. Pero cierta gente, muy traicionera y muy rencorosa, parece que no veía demasiado claro eso de que César quisiera, mucho antes de que Franco lo consiguiera, quedarse mandando para siempre, por lo que organizaron un complot para pulírselo. Y en la antigua Roma, una civilización seria, los complots o se hacían de verdad o no se hacían —no como todos los inútiles que, en un momento u otro, intentaron cargarse a Hitler—, por lo que, ni llamándose uno Cayo Julio César, se podía escapar a un complot que acaba con más de veinte puñaladas. Estaba pensando que si eran sesenta senadores los que querían matar a César y éste sólo recibió una veintena de cuchilladas, es que hubieron una cuarentena que se quedaron con las ganas. Digo yo que se lo echarían a suertes, seguramente. Y es que los romanos eran un pueblo muy organizado, efectivamente.
Julio César fue tan importante, que a todos los emperadores posteriores se les llamó César. Se les podía haber llamado Manolo o Hermenegildo, pero no: se les llamó César. También están el ave César, que es un pájaro del que no he encontrado, lo siento, demasiada información, y la ensalada César. Os lo digo para que comprendáis la importancia del personaje.

MOMENTAZOS:
–Por mi hija, ma-to.
Julio César era, talmente como Oscar Wilde, Groucho Marx o Belén Esteban, un personaje propenso a dejar frases para la posteridad. Una de las más célebres es, sin duda, la famosísima Alea iacta est (la suerte está echada), que pronunció un día que, tras una campaña bélica de año y medio y, por tanto, tras año y medio sin lavarse, tuvo que meterse en la bañera. Cuentan que de lo que salió de aquel barreño comieron una piara de cerdos durante, curiosamente, año y medio. Así que eso que pone en la Wikipedia de que dijo la frase tras un enfrentamiento con el Senado, iniciando así una guerra civil, nada de nada. Si queréis fiabilidad, dejaros de Wikipedias y confiad en la Infrahistoria juntaletril. Garantía de rigurosidad y calidad.
–Brutus. Otra de las grandes frases de César es la mítica "¿Tú tambien, Bruto?", dirigida a su hijo, que fue uno de los sesenta tipos que se abalanzaron sobre Cayo Julio César para acabar con su vida. Lo que no cuenta nunca la historia es qué contestó Bruto, pero tranquilos que para eso estoy yo. Bruto, literalmente, le dijo a César: "¿Pues no ves que sí, idiota?"; en lo que fueron las últimas palabras que escuchó César antes de que una daga le atravesara los tímpanos.
–Irreductibles galos. El gran fracaso, sin duda, de César fue que nunca pudo completar del todo la conquista de las Galias. Pero no se lo tengamos en cuenta, porque sólo se le quedó por anexionar un pequeño poblado que estaba habitado por una pandilla de chalados que contaba con una poción mágica que les daba una fuerza sobrehumana. Y, ya sabéis, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Vais a aprender un montón con esta sección, ya veréis.
–Cleo. Y el gran logro de la vida de Julio César fue, por supuesto, beneficiarse a Cleopatra, mucho antes de que el aprendiz de Kennedy se beneficiara a Marilyn. Claro que, digámoslo todo, a Cleopatra se la beneficiaron Julio César, Marco Antonio, la mitad de Roma y Egipto entero, así que no sé si lo de César tuvo, en realidad, mucho mérito.

EPÍLOGO: Bueno, sí, el tipo era un crack, muy listo y tal, pero ni se percató de que habían sesenta senadores —¡sesenta!— que se lo querían cepillar. Así que igual, y sólo digo igual, no era tan listo como lo pinta la historia. Que cada cual piense lo que quiera, por supuesto, pero yo ahí lo dejo. ¡Ave!

LeandroAguirre©2013 (revisión 22/10/2014)

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