ATILA

NOMBRE: Atila.

ÉPOCA: Una en la que los romanos ya no iban tan de chulitos por la vida. Y es que cuando te pegan un par de hostias se te bajan los humos rápido. Por muy romano que seas.

CURRÍCULUM: Atila, rey de los hunos, es uno de los grandes conquistadores de la historia. Desde orillas del Danubio, más o menos por la actual Hungría, llegó a dominar gran parte de Europa, incluidos cachos de Italia y Francia. Atila es, además, uno de los más bestias entre los conquistadores, lo que es mucho decir después de haber visto el currículum de alguno de ellos anteriormente. Que el tipo no se andaba con florituras, vamos. Tanto, que entre los romanos y los demás occidentales era conocido como 'el azote de Dios', y ya sabemos que Dios cuando azota, azota de verdad.
La característica principal de Atila era que no sabía estarse sentado. Es decir: no era como Alejandro Magno o Gengis Kan, que salieron de casa un día a conquistar y ya no volvieron nunca más. Atila se iba por ahí a conquistar y saquear, y luego volvía a casa con la sana intención de estarse quieto y tranquilo, pero, lo dicho, era un culo inquieto que no duraba demasiado haciendo vida social con sus múltiples esposas e innumerables hijos. Claro que, ahora que lo pienso, igual era por eso que se iba por ahí de conquista en conquista: si ya de por sí es duro aguantar a una esposa o a un marido, que tanto monta y un par de críos, imaginad aguantar el número de familiares de los que estamos hablando. Y entre soportar eso o estar por ahí con tus amigotes de conquistas, no hay color, es comprensible.

MOMENTAZOS:
–Othar.
Conocidísimo, casi más que su amo, el caballo de Atila, del que, ya sabéis, se decía que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba. Lo que es curioso es que, siendo el caballo de Atila casi más famoso que su propio jinete, no sea muy conocido su nombre como lo son los de Rocinante, Babieca e incluso la mula Francis. Pues Othar, se llamaba Othar. A mí no me cae muy simpático, la verdad, porque un bicho que donde pisa no vuelve a crecer la yerba, mala onda. ¡Legalización!
–Roma. El episodio más famoso de Atila fue cuando, a las puertas de Roma, cuando ya la tenía a su merced, decidió no entrar a la ciudad y largarse a conquistar Constantinopla. Se cuenta que fueron el prefecto, el cónsul y el papa a encontrase con Atila y, tras hablar con ellos, el huno decidió darse la vuelta ¿Por qué? Hay varias versiones: que si Atila tenía el ejército hecho una mierda, que si los ataques que estaba recibiendo en su Danubio natal le obligaron a regresar, que si era muy supersticioso y algo le hizo no entrar en la ciudad… Para mí que fue algo más simple: Atila se dio cuenta, allí meditando a orillas del Po, de que Roma era una ciudad que estaba llena de… ¡italianos!; y, claro, viéndose incapaz de controlar a sus decenas de esposas llegados al hipotético punto de que los italianos fueran al Danubio de vacaciones, decidió volver a casa y, de paso, ver qué habían hecho sus esposas durante su ausencia. Ésa es la verdad, aunque nadie la explique.
–'This is the end'. Como cualquier muerte de cualquier grande, la de Atila también es controvertida. Mientras unos dicen que tuvo una hemorragia nasal a lo tremendo que le provocó la muerte, otros afirman que fue una de sus esposas la que le clavó una daga. Claro que bien podrían ser las dos cosas juntas: te clavan una daga, te sale la sangre por la nariz y te mueres. No hace falta tanto historiador para no ver una cosa tan evidente, hombre.

EPÍLOGO: Uno de los grandes bestias de la historia. Tuvo bajo su suela al imperio romano tanto occidental como oriental pero no supo, no quiso o no pudo rematar la faena, lo que siempre será una mancha en su expediente. Que aprenda de Othar, que él sí que hacía bien su trabajo y no dejaba hierba bajo sus cascos.

LeandroAguirre©2013 (revisión 20/08/2014)

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