EL PROCRASTINADOR

NOMBRE COMÚN: Procrastinador.

NOMBRE CIENTÍFICO: Cada día nos decía: “Mañana”. No esperábamos otra cosa, desde luego, pero nuestra profesionalidad nos obligaba a intentarlo. De hecho, somos tan profesionales que a veces nos asusta nuestra propia profesionalidad. Profesionalmente hablando, claro.

CARACTERÍSTICAS: El Procrastinador es una especie cuya principal característica es que le cuesta un mundo hacer las cosas y todo lo aplaza para más adelante. Y cuando decimos un mundo nos referimos a un mundo, y cuando decimos las cosas nos referimos a todas las cosas, hasta las más simples. Parte de la comunidad científica llama al Procrastinador con el nombre de Dejaparamañanaloquepuedashacerhoy, pero en Fauna Humana consideramos que esa nomenclatura, aparte de ser insanamente larga, no hace justicia a un Procrastinador.
El Procrastinador tiene la suerte de que muchas funciones del cuerpo son automáticas y otras inevitables ya que el mismo cuerpo te obliga, porque si el Procrastinador tuviera que hacer por sí mismo cosas como respirar, hacer latir su corazón u orinar, duraría cinco minutos. No hay que, ojo, confundir a un Procrastinador con un Apático, al que estudiamos la semana pasada, o un Vago, aunque tengan elementos en común. El Procrastinador no es un Apático que no tiene ganas de hacer nada ni un Vago al que no le sale de las narices hacer nada: es otra historia. Un Procrastinador sí tiene la intención de hacer cosas. Es más: se propone hacer cosas. Pero su procrastinación es superior a él y acaba aplazándolo todo indefinidamente por los siglos de los siglos. Amén.

TIPOS: Por un lado hay uno y por el otro hay otro, así que creemos que son dos, pero luego, con más calma, haremos la suma bien. Tenemos por una parte al Procrastinador Común, que es el Procrastinador con las características que ya hemos explicado más o menos. Pero el Procrastinador Común puede mutar en algunos casos, en una transformación absolutamente única dentro de la fauna humana, en un Procrastinador Suicida, unos especímenes tan tremendamente escasos y que duran tan poco que incluso hay científicos que dudan de su existencia. Este tipo de Procrastinador lleva su procrastinación hasta límites insospechados y llega a aplazar indefinidamente cosas básicas como el comer o el beber y, claro, se acaban muriendo. Muy duro, sí.

HÁBITAT: Cuanto más reducido, mejor. Es decir: si desde el sofá pueden llegar a la nevera sin levantarse, ideal. La peor putada que se le puede hacer a un Procrastinador es, sin duda, regalarle una mansión.

ALIMENTACIÓN: En cuanto al acto propiamente dicho de alimentarse, no tiene mayor problema porque el hambre vence normalmente a la procrastinación, a no ser claro está que hayan mutado a Suicida. Otra cosa es ya si son ellos mismos los que se tienen que preparar la comida, que en ese caso esperan hasta que, literalmente, ya no pueden más. Y ya no queremos explicar lo que supone realizar las tareas del hogar para un Procrastinador, porque la cosa es de ciencia ficción y daría para un libro.

APAREAMIENTO: Lo difícil no es aparearse con un Procrastinador: lo difícil es quedar con él. Que si “mañana no sé cómo lo tengo”, que si “llámame mañana”, que si “mañana probablemente sabré si podemos quedar pasado mañana”... Y así cada vez que se intenta. La mayoría de gente acaba claudicando, como es normal.

COMPATIBILIDADES: Con los Tengotodoeltiempodelmundo, los Antetodomuchacalma o los Pianopiano. Con cualquiera, en definitiva, que no apremie demasiado al Procrastinador.

INCOMPATIBILIDADES: Como en el caso de los Apáticos, los Procrastinadores tampoco tienen muchos enemigos, porque, cuando quieren matar a alguien, siempre lo van dejando para mañana, así que... Podríamos nombrar a los Hayquemoverseyhacercosas o a los Loquieroya, pero es una incompatibilidad meramente anecdótica a no ser que estén obligados a trabajar juntos o algo así.

CONCLUSIÓN: Mañana la ponemos.

LeandroAguirre©2013 (revisión 24/03/2015)

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