EL NIPATINIPAMÍ

NOMBRE COMÚN: Nipatinipamí.

NOMBRE CIENTÍFICO: Que si le proponíamos un nombre alternativo quizás podríamos llegar a un pacto, pero que decidirlo él solo le parecía un abuso. Así son.

CARACTERÍSTICAS: El Nipatinipamí es un espécimen especializado en pactos. Dicho de otra manera, al Nipatinipamí no le gusta ni imponer su voluntad ni que se la impongan, así que toda su existencia se basa en llegar a acuerdos, incluso llegados a un punto en el que no son necesarios. Es decir, que se les ha visto intentando negociar cosas claramente innegociables. ¿Ejemplos? Pues se conocen casos en los que un Nipatinipamí ha intentado llegar a un acuerdo con la empleada de una zapatería con respecto al número de zapato que debía usar, cuando este es uno y solo uno te pongas cómo te pongas. U otros en los que un Nipatinipamí intentaba negociar con el óptico el número de dioptrías que debía ponerle en las gafas o las lentillas nuevas. O se les puede encontrar regateando el precio del billete de metro. Y así.
Serían políticos ideales, pero muy raramente llegan al mundo de la política porque otras especies, mucho más agresivas y mucho menos conciliadoras, son las que consiguen hacerse con los cargos. Una lástima.

TIPOS: Vendrían a ser unos... dos, más o menos. Por un lado está el Nipatinipamí Fiftyfifty, que es un Nipatinipamí que no se siente satisfecho si sus acuerdos no son exactamente igual de satisfactorios para las partes participantes. En un pacto de dos, no concibe otra cosa que no sea, y de ahí el nombre, un cincuenta por ciento para cada uno. El Sixtyforty, sin embargo, es más flexible y podría llegar a aceptar márgenes más amplios, aunque mucho más allá de, y de ahí el nombre también, un 60 a 40 también es para él inconcebible.

HÁBITAT: Donde sea, pero consensuado. ¿Con quién? Con quien toque: cuando son pequeños con sus padres y cuando son más mayores con sus parejas e hijos. ¿Y si están solos? En el improbable caso de que un Nipatinipamí deje que eso suceda, pactará su hábitat con lo que encuentre más a mano: amigos, compañeros de trabajo, camareros de bar, transeuntes desconocidos... O lo pacta, o es incapaz de estar en ningún sitio, simplemente.

ALIMENTACIÓN: Pues ídem de ídem. Si tiene seres cercanos lo pacta con ellos, y sino lo pacta con los que le suministren los alimentos, bien sean tenderos, cajeras de supermercado o camareros y cocineros de restaurante. Especialmente insufribles cuando intentan negociar un menú, digámoslo todo.

APAREAMIENTO: Esto sí se le da realmente bien porque si hay algo que necesite de pactos continuos es una relación de pareja. Lo disfruta a más no poder. Y cuando la cosa acaba en boda ya es el no va más: pacto por el lugar del enlace, pacto por si acto religioso o civil, pacto por los invitados, pacto por el menú, pacto por la música... El paraíso de un Nipatinipamí, indudablemente.

COMPATIBILIDADES: El Noestoydeacuerdo, el Nosenosé o el Déjamequelopiense se llevan en principio bastante bien con el Nipatinipamí. Pero, y esto no es habitual entre la fauna humana, el que mejor se lleva con un Nipatinipamí es indudablemente otro Nipatinipamí. Un sueño hecho realidad: acuerdos, acuerdos y más acuerdos.

INCOMPATIBILIDADES: El Loquetudigas, el Extremista, el Topamí o el Facha serían algunas de las especies incompatibles con el Nipatinipamí. Estas relaciones pueden acabar mal, porque cuando, por ejemplo, se juntan un Extremista y un Nipatinipamí, y el uno está empeñado en blanco o negro y el otro está empeñado en un gris al 50% —ó 60 a 40 en el mejor de los casos—, la cosa no tiene visos de finalizar cordialmente. Sobre todo por parte del Extremista, claro, porque el Nipatinipamí seguirá intentando negociar hasta el final.

CONCLUSIÓN: Indudablemente el mundo sería un lugar mejor si lo dirigieran Nipatinipamís, aunque también es verdad que esa manía suya de discutirlo todo, incluso lo indiscutible, puede llegar a poner muy nervioso.

LeandroAguirre@2013 (revisión 28/10/2014)

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