EL DRAMONES

NOMBRE COMÚN: Dramones.

NOMBRE CIENTÍFICO: Ha empezado a clamar arrodillado y con la vista elevada al cielo: “¡¿Por qué, Dios?; ¿por qué yo? ¿Por qué queréis arrebatarme lo que es mío, gente sin entrañas y sin alma?!”. Y eso que sólo le hemos pedido que nos dijera su nombre científico y no que nos prestara cien euros, que no sabemos lo que podría haber pasado en semejante caso.

CARACTERÍSTICAS: El Dramones, como el lector puede presuponer, es esa especie para la que cualquier insignificancia de la vida supone un drama. Y si sólo supusiera un drama para ellos no habría mayor problema, pero esa necesidad del Dramones de expresar sus dramas al mundo le convierte en una especie que difícilmente pasa desapercibida. Por poner algunos ejemplos prácticos, si al Dramones le sirven el café con leche demasiado caliente o demasiado frío parecerá que le hayan metido una bala en el estómago; si pierde el metro o el bus en el que tenía pensado viajar, se arañará la cara y se rasgará, a lo Camarón, las vestimentas; y si se mancha los pantalones hará el amago, aunque nunca lo llevará a cabo, de lanzarse a la vía del tren de pura desesperación. Se puede imaginar, pues, lo que puede llegar a realizar un Dramones cuando le deja su pareja, fallece un familiar o se queda sin empleo. O sea: es para comprar palomitas y Coca-Cola, ponerse cómodo y disfrutar del espectáculo. Suelen ser representaciones totalmente sobreactuadas, cierto, pero que como espectáculo vale la pena, la vale, y más teniendo en cuenta que son performances gratuitas.

TIPOS: Sabemos que sería una sorpresa que os dijéramos que hay tres tipos de Dramones, pero no, son dos como siempre: el Clásico y el Contemporáneo. La diferencia es talmente como en la danza: el Clásico representa sus dramas de forma más ortodoxa, con lágrimas, gritos y cabezazos contra la pared, y el Contemporáneo, pues eso, que hace cosas raras como arañarse la cara pero cruzando los brazos por detrás de la nuca, pedir explicaciones al universo haciendo el mimo o adoptar la postura de El Pensador durante días y días. Nosotros preferimos a los Clásicos porque tienen una serie de pautas y no se salen de ahí. El Contemporáneo en cambio es sumamente desconcertante y nunca sabe uno si está montando un drama o es que simplemente se ha pillado un huevo con la cremallera… del bolsillo interior de la chaqueta. Ya hemos dicho que hace cosas muy raras, incluso cuando no está escenificando nada.

HÁBITAT: Les da absolutamente igual dónde montar el drama. Digamos que el Dramones es una especie que ha adoptado todo el planeta Tierra como un gran escenario o un gran plató en el que realizar sus actuaciones. En ese aspecto su adaptabilidad al medio es insuperable, porque allá donde haya una persona/espectador será un hábitat adecuado para que esta especie se encuentre cómoda. Si hay agua o no hay agua, si hace frío o calor, si hay una central nuclear cerca o un parque, son aspectos secundarios a la hora de elegir un lugar donde acomodarse. En este aspecto no tenemos nada que decir: cada uno tiene sus prioridades y punto. Nosotros, por ejemplo, no podemos respirar con normalidad en un lugar en el que no haya al menos un microscopio o una probeta.

ALIMENTACIÓN: Como hemos insinuado, gran parte de la energía que el Dramones recibe depende de cuánta gente esté siguiendo su actuación. Dicho de otra manera, los dramas del Dramones en la intimidad son mucho menos dramas. Por lo demás, pues sus verduritas, su bistec con patatas y sus macarrones a la boloñesa como todo el mundo. Haciendo un drama de cada bocado, sí, pero más o menos como todo el mundo.

APAREAMIENTO: Tanto para bien como para mal, tremendamente exagerados en el coito. Para bien porque, en caso de orgasmo, el Dramones montará escándalo tal que parecerá que le estén matando literalmente en lugar de estar matándole de placer. Para mal porque, en caso de no funcionar la cosa como es debido o haya algún problema, la historia será en plan: “¿He sido yo?; ¿he hecho algo mal?; ¿no te gusto?; ¿me suicido?...”; y así hasta el infinito. Todo ello acompañado, por supuesto, con los correspondientes gestos y exclamaciones grandilocuentes. En estos casos, la actuación del Contemporáneo es para no perdérsela por lo graciosa. Ya colgaremos un vídeo algún día.

COMPATIBILIDADES: Suele congeniar bastante con especies como el Artista, el Sensible, el Jipi o el Tusufrimientoeselmío. La compatibilidad con la mayoría de especies dependerá de la tolerancia de éstas al lamento y a la sobreactuación, pero no es uno de los humanos más repudiados mientras no se pasen.

INCOMPATIBILIDADES: Evidentemente, los Nomellores, los Melasudaloquetepase o los Introspectivos no toleran demasiado bien al Dramones, pero, como hemos dicho, son casos concretos que no representan la generalidad. La generalidad de lo general, nos referimos, no la Generalitat de Cataluña o Valencia. Ya suponemos que no habían dudas, pero lo recalcamos porque, tal y cómo está el patio, lo último que querríamos es meternos en jardines que no nos corresponden.

CONCLUSIÓN: No es el Dramones una especie especialmente nociva, y menos si el contacto con ella es esporádico y más o menos puntual. Eso sí, para compartir largas etapas de tu vida con un Dramones también se han de tener ciertas cualidades concretas, porque de otra forma un Dramones puede llegar a convertir tu existencia en, como no podía ser de otra manera, un drama.

LeandroAguirre@2013 (revisión 22/08/2014)

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