EL METOMENTODO

NOMBRE COMÚN: Metomentodo.

NOMBRE CIENTÍFICO: Antes de decírnoslo ha querido saber quiénes éramos, dónde vivíamos, cuál era nuestra orientación sexual, a qué nos dedicábamos, a qué se dedicaban nuestros padres, cuál era la orientación sexual de nuestros padres y mil cosas más. Lo sentimos por nuestros lectores, pero creemos que no estamos obligados a facilitarle a cualquiera toda esa información. Ni en nombre de la ciencia ni mandangas.

CARACTERÍSTICAS: El Metomentodo es una especie muy conocida y ampliamente extendida a lo largo y ancho del planeta. Se trata de un ejemplar que, eso, se mete en cualquier conversación y cualquier asunto en los que, y esto es importante, nadie les haya llamado.
Es ese espécimen, por ejemplo, que se introduce en la charla que estás teniendo con un amigo en el bar, y que no sólo se introduce sino que acaba monopolizándola. Ése que te recomendará que compres cordero cuando acabas de pedir lomo de cerdo en la carnicería. Ése que siempre hay en los entierros que nadie sabe quién es. Ése que querrá saber por qué ríes, por qué lloras o por qué no ríes ni lloras. No se puede cojear sin que quiera saber la causa, no puedes desplazarte sin que quiera saber hacia dónde te diriges, no puedes respirar sin que quiera conocer qué vas a hacer con ese aire inhalado… Un sinvivir de humano, absolutamente.
El Metomentodo es una especie con una muy difícil convivencia porque, aunque no tengan mala fe, esa manía suya de estar siempre en el lugar más inoportuno indagando las cosas más inconvenientes no le hacen precisamente una especie popular. ¿Justo, injusto? Somos científicos, no jueces. Explicamos lo que hay y ya está. Aparte… ¿Es justo que una ballena se coma a una foca?; ¿es justo que una foca se coma a una sardina?; ¿es justo que una sardina se coma a un… a un…? Mmm… ¿Qué comen las sardinas? Eso nos pasa por meternos en terrenos científicos que no controlamos. No volverá a suceder.

TIPOS: Dos. Por un lado está el Metomentodo Ordinario, que no es que sea mal hablado ni nada sino que es el más habitual. El Ordinario indaga, pregunta, tiene esa necesidad de saber tan característica en esta especie, pero en realidad es un impulso, porque no hace nada ni le quita el sueño la información que consigue. Pero luego está el Metomentodo Sherlokjolms, cuyo grado de metomentodismo está rayando, si es que no la supera, en la enfermedad mental. Este Metomentodo se caracteriza por querer llegar hasta el meollo de los asuntos en los que se entromete. Pero hasta el fondo hasta el fondo, lo que, por supuesto, no es llevado nada bien por los individuos de otras especies afectados por su metomentodismo. A evitar como si fuera la vida en ello, porque, en algún caso, puede llegar a ir la vida en ello. La del afectado en cuestión o la del Metomentodo, pero alguna vida corre peligro.

HÁBITAT: Cualquier hábitat ajeno, está claro. El Metomentodo está tan ocupado en investigar los hábitats de los demás que muy difícilmente encontrará tiempo para adecuarse uno propio. En este sentido sería de alabar su adaptación a distintos tipos de medios si no fuera porque nadie les ha pedido que acudan a los susodichos. De hecho, la línea que divide en algunos casos el metomentodismo con la okupación orcoflorestana es realmente fina. No tanto como una compresa con alas, pero por ahí anda.

ALIMENTACIÓN: Nada especial excepto que si el Metomentodo no interrumpe la conversación de los ocupantes de las mesas cercanas es como si no acabara de comer del todo. Luego, si no puede ejercer su metomentodismo, puede llegar a tener incluso problemas de digestión que le hagan expulsar lo ingerido. Que si no se meten en algo vomitan, vamos.

APAREAMIENTO: No imposible, pero muy muy difícil. Pongámonos en situación: estás a punto de aparearte con otra persona, y ésta empieza a preguntarte que con cuántas otras personas has estado, que de dónde sale ese antojo que tienes en el hombro, que cómo te hiciste esa cicatriz en la rodilla o que dónde compraste ese papel horroroso de la pared. Además tendrá la necesidad de abrir armarios y cajones para descubrir qué hay en el interior. Repetimos: no imposible pero sí extremadamente complicado.

COMPATIBILIDADES: Compatibles con los Soyunlibroabierto, los Tupreguntasyorespondo o los Sinintimidad. No muchos más, porque el resto de especies no llevan muy bien eso de que les abran el bolso o la cartera sin su permiso.

INCOMPATIBILIDADES: Dependiendo del grado de metomentodismo del Metomentodo, pero en principio totalmente incompatibles con los Mintimidadesmía, los Niteacerquesadiezmetros o los Nomepreguntes. Algún Metomentodo ha muerto a manos de estas especies, pero, sin querer justificar el asesinato de nadie, quizás es que se lo habían ganado.

CONCLUSIÓN: Hay un par de frases mágicas que ahuyentan a los Metomentodos como el agua y el jabón hacen huir a un Orcoflorestano. Una es: ‘¿A ti qué coño te importa?’; y la otra: ‘Mierda pa’ ti, que todo lo quieres saber’. No son el colmo de la elegancia, lo sabemos, pero efectivas como ellas solas, lo podemos asegurar.

LeandroAguirre@2013 (revisión 01/08/2014)

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