Señor Blesa...
¿Quién es?

Un juntaletras.
Ah... ¿Y eso da dinero?

Qué cachondo... No, no... Yo pregunto por preguntar.
Qué tontería tan improductiva...

Ya, pero mire, va cómo va. ¿Pregunto o no pregunto?
Pregunte, pregunte... Me ha caído usted bien, indigente.

Pues nada, que dice usted que es un pobre hombre tratado injustamente, ¿no?
Efectivamente.

Puede extenderse, si quiere.
Es que no quiero.

Por partes: dice usted que no ha hecho nada malo.
Pues no. Yo ofrecía un producto y la gente era muy libre de contratarlo o no.

Oiga, que hay preferentes firmadas con huellas dactilares.
¿Es un analfabeto un imbécil?

No: es una persona que no sabe leer y se fía de lo que le cuentan.
Ah, entonces sí: en ese caso aparte de analfabeto es también un imbécil.

¿Ya está?; ¿es culpa del analfabeto en cuestión?
Totalmente. Manolete, Manolete, si no sabes torear, pa’ qué te metes.

Olé usted.
Gracias.

Era una ironía.
Gracias igualmente.

Ahora cuénteme usted eso de que han dañado su honor, su profesionalidad y tal y cual.
Yo siempre he sido un profesional intachable.

Hombreee... Intachable intachableee...
Intachable. Dígame usted una sola mácula, la falacia de las preferentes aparte, en mi historial.

Hundió usted Cajamadrid.
Eso aparte también.

La compra del National Bank of Florida.
Aparte.

Hombre, es que si lo dejamos todo aparte cualquiera es perfecto.
Ésa es la gracia.

Que dice usted también que el juez Silva le tiene manía.
Fíjese que hasta me envió a la cárcel. Dos veces.

A lo mejor es que se merecía usted ir a la cárcel.
Le repito que soy una persona intachable.

Si lo dejamos todo aparte, claro.
Claro.

En fin... ¿Teme usted acabar finalmente en prisión?
¡Ja ja ja! Qué gracioso es usted... ¿cómo ha dicho que se llama?

Juntaletras.
Eso: Juntaletras. Cada vez me cae usted mejor, Juntaletras.

Ya por último, ¿no siente usted un poquito, aunque sea un poquito, de remordimientos por la pobre gente que se ha quedado sin nada?
¡Ja ja ja! ¡Es usted la bomba...

...Juntaletras.
Sí, Juntaletras. Remordimientos, dice. ¡Ja ja ja! Qué bueno... Le invito un día a comer... ehhh...

Juntaletras.
Juntaletras.

No, gracias.
¿En serio? Le llevaré a un restaurante que usted no ha visto ni en fotos. Tendría usted que juntar letras un millón de años para tomarse un café allí, se lo aseguro.

Sobreviviré. Hasta luego, señor Blesa.
Usted se lo pierde. Llame si cambia de opinión.

Eso no pasará. Adiós.
Remordimientos... ¡Ja ja ja! ¡Qué tío!

La culpa es mía por preguntar, ya lo sé.